21.5.08

conversaciones: eurovisión

Inauguro nueva sección. Llevamos tres días en que las cosas que hablo con Jenaro por las noches, mientras hacemos zapping y luchamos contra los mosquitos (no les voy a contar el drama que tenemos con esos malditos bichos voladores), me parecen apropiadas para ponerlas como notas sueltas en el blog, así que empiezo antes de que se me acumulen y me olvide.

Anoche. Vemos un rato de la semifinal de Eurovisión, que yo tengo debilidad por esa horterada, como ya he dejado claro aquí en varias ocasiones. Las canciones que oímos, que no fueron todas, nos parecieron espantosas. Lo más bonito que llegamos a decir fue que la concursante noruega cantaba bien.

Entonces, mientras esperamos a que terminen de sablear a la gente durante el rato que les parece suficiente y den el resultado de las votaciones, ponen los vídeos de los participantes que no tienen que pasar por las semifinales (según Jenaro porque son los países que financian el concurso, yo no sé por qué). Suena Divine y aparece Sebastian Tellier. Yo digo que voy con él y eso provoca el mismo pequeño cisma de siempre, entre una francófila y un francófobo. Acto seguido ponen el vídeo del chiki-chiki. Yo digo que es una mamarrachada y él me dice que igual que el otro, que no ve mucha diferencia.

Y lo peor es que rememoro las imágenes anteriores y me resulta difícil no darle la razón. Por muy chula que sea la canción.

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