23.11.09

the end: el síndrome chéjov

Otro día triste para la blogosfera. Cierra El síndrome Chéjov, uno de los mejores rincones literarios que teníamos.

Y también han desaparecido sus archivos, así que la entrevista que tanto me gustó con Cristina Fernández Cubas quedará en mi memoria, igual que aquel día en que se publicó uno de mis relatos.

Lástima.

Actualización: con el nuevo año, volvió El Síndrome.

20.11.09

discos: la vuelta al 2009 en un sólo sprint

Voy poniéndome las pilas todo lo rápido que puedo con los discos que se han publicado este año y que han recomendado en mis blogs de referencia. Empecé diseccionando el comentario que dejó anhh en esta entrada, aunque aún me faltan muchas cosas de las que él incluía, y seguí por los elementos que iba destacando en el Google Reader. Un par de semanas más tarde creo que he conseguido no agobiarme (aún) y estoy disfrutando bastante de lo poco que he podido escuchar hasta ahora.

En un orden aproximado de lo que más me ha gustado a lo que menos, los discos que ya he oído completos son estos:

Cave - Psychic summerSa-Ra Creative Partners - Nuclear evolution - The age of loveFred i Son - En pijamaDelorean - Ayrton Senna EPJJ - Nº2Fever Ray - Fever RayJoe Crepúsculo - Chill outJoakim - Milky waysMatias Aguayo - Ay ay ay

Lo primero que tengo que decir es que la lista es un poco traicionera, porque en realidad ninguno de los discos me han horrorizado, ni mucho menos, así que las últimas posiciones son relativas. Si comparase con otras cosas, esos discos estarían más arriba.

Lo segundo es que necesito escuchar algunos de ellos más veces. El de Joe Crepúsculo, por ejemplo, que sólo lo he puesto una vez, y que en cierta forma me decepcionó un poco, pero que probablemente mejorará cuando lo oiga más y en mejores condiciones.

Y por último, pero no menos importante, que la música nunca dejará de sorprenderme y eso es un motivo de enorme alegría. En esta lista hay dos discos que tenían todas las papeletas para no gustarme. El de Fred i Son, que cantan en catalán, y es un idioma que se me hace bastante árido muchas veces, y sin embargo al oírlos a ellos ni me doy cuenta de cuándo cantan en catalán y cuándo en castellano. Es un disco precioso que me recuerda a las primeras veces que escuché a La Buena Vida (no digo que se parezca la música, sino que mis sensaciones al oírlos han sido similares).

El otro es el primero de todos, el de Cave (cuidadito con el MySpace, que se pueden dejar los ojos intentando leer algo). Esta vez no se trata de que lo haya visto en un blog, sino que Dani lo recomendó en uno de sus magníficos e interesantísimos correos (ojalá se prodigara más). Un disco que definen por ahí como lleno de krautrockismos psicodélicos tenía todas las papeletas para que no me molestara ni en escucharlo. Pero lo puse y desde la primera canción hasta que terminó estuve con la boca abierta, más o menos como cuando escuché a Fuck Buttons tirada en la playa de las Canteras el año pasado.

Una sorpresa de lo más agradable. Por cierto, en la página pone sold out, pero esto es una preciosidad.

Seguiré informando de mis progresos.

una noticia excelente

Estoy intentando confirmarlo en alguna web, pero aún no lo he encontrado en ningún sitio. De todas formas, estoy tan contenta que me pueden las ganas de contarlo: The Birkins han ganado la V edición del Festival Heineken Greenspace.

¡Yuju! ¡Yuju! ¡Yuju!

Actualización: Ahora sí, ya hay confirmación. ¡Muchísimas felicidades, chicos! Se merecen esto y mucho más. ¡Un hurra por los Birkins!

18.11.09

cuatro años de los latidos

La semana pasada un conocido común le dijo a mi madre que había visto mi blog. Ella le contestó que yo no tenía blog, sino página web y él le insistió en que era un blog. Ese mediodía, cuando me vio, mi madre me contó la conversación y yo me vi obligada a decirle que sí, que tengo un blog desde hace mucho tiempo. Entonces llegó la temida pregunta-acusación: "pues nunca me lo habías dicho" - dejemos en el aire que eso implica una de estas dos cosas: o bien mi madre cree que tengo que contarle todo o bien considera que tener un blog es algo digno de compartir y contar -, a lo que contesté con una respuesta-comodín: "es que sólo hablo de música".

Y la cosa quedó ahí. Hace algo más de un año pasé por algo parecido con mi padre, sólo que él no me preguntó, sino que me dijo (de forma bastante críptica) que había visto el blog. Había llegado a través de esta entrada de El síndrome de Chéjov, pero no sé si alguna vez ha vuelto a visitarlo porque no hemos vuelto a sacar el tema.

No es que no quiera que mis padres, ni cualquier otra persona, lean Los Latidos, ni mucho menos. Lo que no quiero es saberlo.

Durante cuatro años, este trozo de internet ha sido mi vía de escape, mi pizarra en blanco donde escribir todo lo que se me pasa por la cabeza. He usado durante bastante tiempo a un único lector comodín como destinatario de mis entradas, uno de esos trucos de los que se valen los escritores y que yo suelo necesitar. Resulta mucho más fácil escribir como si estuvieras contándole una historia a una persona en concreto que lanzar palabras al ancho mundo. Pero necesito que ese lector no esté presente en mi día a día, en el mundo de carne y hueso. Pensar que esto lo van a leer las personas de mi entorno me coartaría tanto que terminaría con la libertad que ahora siento cuando empiezo una entrada.

Por ese mismo motivo no he enlazado nunca el blog en el Facebook, a pesar de que muchas de las personas que tengo allí como contactos saben que existe y algunos incluso lo leen de vez en cuando. De hecho, las veces que he comentado algo del blog a mis amigos ha sido con el convencimiento de que no lo iban a leer. Resulta que algunos de ellos sí lo hacen, y me encanta, pero es algo en lo que no pienso a la hora de escribir.

Hay muchos lugares de internet que considero mi casa. Son todos los blogs y páginas que leo a diario y en las que comento con más o menos asiduidad. Pero Los Latidos no es mi casa, Los Latidos soy yo, y así quiero que siga siendo durante muchos años más. Por eso sigo en Blogger, manteniendo la misma dirección, por eso no hago pruebas con otros servidores, por eso me esfuerzo por escribir de vez en cuando a pesar de que las circunstancias de mi vida vayan cambiando. Puedo cambiarle el aspecto alguna vez que otra u organizar las entradas de forma distinta, pero la esencia siempre seguirá siendo la misma, porque es mi reflejo.

Mi página web y mi MySpace son las personas con las que sueño ser, y a las que a veces llego a tocar por un momento. Los Latidos es la persona que soy.

Este rincón cumple hoy 4 años. Yo cumplo 32 y mi hijo cumple 5 meses. Nunca un día 18 dio para tanto.

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Para celebrarlo, aquí está el mix que quise hacer antes de dar a luz y nunca llegué a terminar. Empezó siendo un puñado de canciones que iba a pinchar en la despedida de soltero de mi amigo Juan Carlos (en realidad debería haber pinchado en la boda, pero el embarazo me impidió ir a Granada a la celebración), y que efectivamente pinché, la única vez que me puse tras los platos con el barrigón. Después fue evolucionando hasta convertirse en un conjunto de canciones que me resultan especiales sin ningún motivo en especial, sólo por la música en sí. La mayoría sirven para animarse y casi todas para bailar. Al fin y al cabo, este blog hoy es una fiesta.

El listado (no esperen encontrar nada del otro mundo):

01 Velvet Underground - Who Loves The Sun
02 The Kinks - Starstruck
03 The Housemartins - Happy Hour
04 Paul Simon - You Can Call Me Al
05 They Might Be Giants - Birdhouse In Your Soul
06 Dexy's Midnight Runners - Jackie Wilson Said (I'm In Heaven When You Smile)
07 Vampire Weekend - A-Punk
08 Violent Femmes - Blister In The Sun
09 The Smiths - Ask
10 R.E.M. - Stand
11 The Shins - Australia
12 Pulp - Sorted for E's & Wizz

Y el mix, en la tarta.


PD. Cumplo 32 pero me siento como si tuviera 20, que conste. :-D

16.11.09

www: el hypismo

Libro de Notas tiene desde hace un mes una nueva columna, Crónicas del hype. La escribe Guillermo Zapata y sus dos primeras entregas me han parecido bastante recomendables.

12.11.09

variedad de jueves con sueño

Estoy empezando el día con esta canción:



Y parece que me voy despertando poco a poco. Ayer por la noche acabé agotada; la mitad de mi primera semana laboral en meses me ha dejado hecha papilla. De todas formas, hoy parece que la cosa ha mejorado algo y no estoy tan cansada. A ver si lo que queda hasta el fin de semana se me hace más llevadero.

Cuando el lunes empecé a escuchar novedades musicales otra vez, decidí organizarme un poco y estoy poniendo estrellitas a las canciones en el MediaMonkey. Lo malo es que todas tienen de 3 estrellas en adelante, porque las que hubieran sacado menos puntuación las elimino directamente. Aún así, hay diferencias entre ellas, también gracias a que se pueden poner medias estrellas. Por ahora, las canciones que han conseguido 5 estrellas son estas afortunadas:

- Something good can work - Two Door Cinema Club (de la que ya hablamos el lunes)
- Spiders - Joakim (de Milky Ways, uno de los discos que tengo pendiente de escucha)
- Back broke - Jr Pinchers & Twin Beatz (pelotazo sacado de The Heatwave)
- Baby can't stop (Aeroplane dub) - Lindstrom & Christabelle

Y las dos que me pongo una y otra vez. Impresionantes:

- Banton boot - Zombie Disco Squad
- Disco balls - Flying Lotus

Yo creo que no está mal. Que en tres días 6 canciones que no había escuchado antes me parezcan dignas de obtener 5 estrellas quiere decir que aún hay esperanza para mí. A pesar de mi poca fe en ser capaz de reengancharme a las novedades, estas canciones son un punto de partida para conseguirlo.

Lo único malo es que al llegar a la oficina me encontré con que me habían roto mis auriculares. Eran sencillitos, de silicona de Pro-Basic, pero a mí me encantaban y me resultaban comodísimos. Y cuando me los puse resulta que por uno de ellos la música iba y venía según movías el cable. Conozco pocas pesadillas peores para siete horas de oficina.

Fui a la tienda donde los había comprado la otra vez y me dijeron que ya no los tenían. Me resigné a comprar unos normalitos que me ofrecieron (los únicos que tenían) y llevo dos días arrepintiéndome. Ya no me acordaba de cómo me pueden doler las orejas por culpa de unos auriculares incómodos. Así que en cuanto pueda tendré que acercarme a otra tienda y tratar de encontrar unos de silicona que está claro que son los que me vienen bien. Podría desarrollar el tema "váyase de baja de maternidad unos meses y descubra cómo le han usurpado todos sus bienes de oficina a la vuelta", pero voy a dejarlo estar antes de que me suba la bilirrubina.

Por otra parte, me acabo de enterar vía Facebook (¡válgame!) de que el single nuevo de Róisín Murphy está disponible para descargar desde aquí. La primera escucha ha sido bastante decepcionante. Hay partes de la canción que me recuerdan a C. C. Catch y eso, se mire como se mire, no puede ser bueno. Por cierto, que al buscar el enlace de la wikipedia me encontré con esto, un blog oficial en español del club de fans de esta cantante en el que no paran de publicarse entradas desde septiembre de 2006. Um. Creo que no tengo comentarios que hacer.

Pasemos mejor a los libros. Hace tiempo les conté que iba a pasar el verano acompañada por la saga de Millenium, que ya terminé y además me gustó mucho. Sobre ella y para no aburrirlos, mejor lean estas dos interesantes entradas, una de Moléculas Inestables y otra del blog de Enrique Páez. En ambas se habla de las críticas que han recibido las tres novelas de Larsson, y la verdad es que son un punto de partida excelente para volver a tratar sobre la función, la utilidad, la degradación y la maleabilidad de los críticos literarios en España, pero creo que voy a dejar ese hilo para otro día en que tenga más ganas de tirar de él.

Después de Millenium le llegó el turno al tercer libro de la serie de Charlie Parker, el detective de John Connolly, que sale en bolsillo. Se llama Perfil asesino y reconozco que después de leerlo me empiezo a cansar de la fórmula. No creo que compre el cuarto, aunque tampoco desecho la idea de leerlo si cae en mis manos. En Perfil asesino hay pocas novedades con respecto a los anteriores y me pregunto si eso sucederá con los siguientes cuatro libros de Charlie Parker, aunque leyendo la sinopsis de la última entrega publicada, parece que alguna novedad que otra sí que hay.

También leí La maravillosa vida breve de Óscar Wao, que me gustó mucho. Además, me pasé todo el libro riéndome porque los personajes hablan exactamente igual que Juan Carlos, nuestro dominicano favorito, y eso le añadía mucha gracia al libro. Que no es, precisamente, un libro de humor.

Supongo que mi próxima lectura será El hombre inquieto, aunque probablemente no lo ataque hasta dentro de unas cuantas semanas. Antes de eso no estaría mal, por ejemplo, terminar de leer el número de septiembre de la Rockdelux y empezar por fin los de octubre y noviembre.

En fin, que sigo con demasiadas cosas entre manos para el poco tiempo que tengo. Claro que eso ya me pasaba antes de que llegara Diego. Va siendo hora de asumir que es algo crónico.

11.11.09

www: en algún momento tenía que decírtelo

Desde hace un par de meses tenemos el lujo de que Isa (Isabel Cañelles) haya decidido reabrir un blog en el que va desgranando anécdotas de su día a día, trozos de la novela que ha estado escribiendo durante el último año y, capítulo a capítulo, el libro La construcción del personaje literario, un tesoro imprescindible para todo estudiante de escritura creativa.

A ver si me pongo a ordenar los enlaces de Los Latidos, que ya son muchos los que se me están escapando, pero por lo pronto, que quede constancia de esta buena noticia.

10.11.09

variedad de martes nublado y ventoso

Reconozco que al principio no presté mucha atención a tanta lista p’arriba, lista p’abajo. Vi que en algunos blogs empezaban a elegir que si lo mejor de esto y de aquello, pero yo, nada, en la inopia total. Hasta que no fui a buscar la Rockdelux a mi quiosco no me enteré de qué iba la historia. Empecé a pensar que si era el 25 aniversario de la revista, por qué las listas eran sólo de los últimos años. Y entonces ya caí. Es que están dando una década por terminada. Pues muy bien.

Si empiezo por decir que la década no se acaba en el 2009, sino en el 2010, sé que se me van a revolucionar, así que mejor voy a obviar ese detalle. Pero sí tengo claro que en este blog no se van a encontrar esas listas, ni ahora ni el año que viene. Si ya me cuesta elegir lo mejor de un año, ni les cuento lo que me costaría elegir lo mejor de una década entera.

De hecho, ni siquiera va a haber listas de lo mejor del año esta vez. Sería absurdo siquiera pensarlo, cuando no he escuchado nada de lo que se ha ido publicando en todos estos meses y sólo ahora estoy empezando a hacerlo.

Hoy arranqué el día con el disco de DJ Spooky, The Secret Song. Al principio prometía mucho, pero reconozco que hacia la mitad, o incluso un poco menos, ya me había cansado. Al final, me quedo con 5 million ways to kill a CEO, que sí me parece una canción destacable, y poco más. Lo peor es que leyendo en su web lo que DJ Spooky pretende conseguir con el disco yo me siento poco menos que gilipollas por responder sólo con indiferencia ante el resultado, pero así es la cosa.

Eso me hace preguntarme si estoy un poco oxidada después de tantos meses. Tengan en cuenta que pasé de escuchar música durante 7 u 8 horas al día a no hacerlo casi en absoluto, excepto por los discos que poco a poco le vamos poniendo a Diego. Que sí, son de lo más variado y enriquecedores, pero todos son paisajes ya conocidos, transitados y asimilados, así que es posible que me haya ido anquilosando y ahora me cueste volver a escuchar cosas nuevas. También hay que tener en cuenta que a mí no se me da bien la metafísica de la música. No valgo para eso, mi cabeza se comporta de forma bastante simple en cuanto a los sonidos que le llegan. La música no es algo que se me dé bien analizar, y su relación con el mundo que nos rodea, menos aún. Para eso ya hay muchos buenos blogs ahí fuera y yo prefiero centrarme en las cosas que se me dan bien que imponerme metas inalcanzables. Metas que, además, necesitan un tiempo del que yo no dispongo.

Y esto me lleva al segundo punto del día. Ayer, de camino a mi primer día de trabajo, iba hablando con Jenaro de no sé muy bien qué y le volví a soltar la coña de "Cuando yo escriba un best-seller...". Es una conversación tan recurrente que ya ha tomado el cariz de broma privada para nosotros. Podría explicarles por qué: porque no me siento a escribir desde hace lustros, porque siempre hay excusas para no hacerlo, porque pensar que la literatura me puede salvar de la vida de oficina es casi tan disparatado como confiar en que me toquen los euromillones, porque en el fondo ni yo misma confío en que de verdad vaya a terminar alguna de todas esas novelas que tengo pensadas y esbozadas en una carpeta. Porque si de verdad, como decía Enrique Páez hace unos meses, un escritor escribe mil palabras al día, está claro que yo no soy escritora ni llegaré a serlo nunca. Y ahora viene otro cúmulo de explicaciones para esta afirmación que no pienso desplegar. En fin, nada de lo que me apetezca hablar, ni aquí, ni con nadie, excepto por esos momentos en los que el humor consigue tapar un poco mi desengaño conmigo misma.

Lo cierto es que hoy, a través de esta entrada de Libro de Notas, fui recorriendo enlaces y acabé en el blog del poeta David González. Sí, he leído algunos poemas suyos. Sí, me han parecido bastante bien. Sí, sé que mucha gente considera que sus poemas son buenísimos y que hay otros cuantos que piensan que son muy malos. No, no le he prestado más atención por la simple razón de que no me gusta nada la poesía y no soy capaz de leer más que alguna cosa aislada muy de vez en cuando. Sin embargo, esa entrada de su blog sí me gustó, y sí me llamó la atención lo suficiente como para leerla con detenimiento.

Es muy triste que un poeta del que se habla mucho en los círculos literarios de la nueva literatura española, o como se quiera llamar, sólo haya vendido 7 ejemplares de su libro más nombrado (mítico, como dice él), incluyendo ventas por internet. 7, dense cuenta. Un número de una sola cifra.

Lo primero que me viene a la cabeza al leer eso es que en la industria discográfica se quejan de vicio. Estoy convencida de que la mayoría de los discos que se venden por internet consiguen números mejores, aunque es posible que me equivoque. Lo segundo que me viene a la cabeza son los conceptos de satisfacción y rentabilidad. Escribir es uno de los procesos más difíciles que conozco; claro que también es lo único mínimamente artístico que he hecho. Llegar a un nivel de aceptación y conformidad con el texto que se tiene entre manos puede llevar días, meses o años, pero siempre mucho más tiempo de lo que se emplea en cualquier otra tarea. Una vez alcanzado ese objetivo, el texto en cuestión puede proporcionar dos tipos de satisfacción: la propia, íntima, que todo escritor experimenta al finalizar el proceso de escritura, y la que proviene del exterior y que se alimenta de las alabanzas de los demás una vez hecho público y leído dicho texto. Sin embargo, una cosa es que un escrito produzca satisfacción y otra muy distinta es que dicha satisfacción se materialice de alguna manera. La rentabilidad. Y eso, señores, es algo condenadamente difícil de conseguir.

Esto explica en parte, claro, el éxito de participación en la mayoría de los certámenes literarios de éste y otros países, a pesar de todo lo que uno sabe sobre ellos (y si no, aquí un ejemplo, precisamente del único certamen en el que premiaron un relato mío). Dado que en casi ningún sitio pagan (y de hecho así te lo dicen cuando te piden un relato para casi cualquier cosa), mandar lo que uno va produciendo a un concurso, por muy amañado que esté, hace que al menos se pueda tener una remota posibilidad de pillar cacho.

En fin, que no debería sorprenderme de que pinchar, que es algo que yo creo que se me da bastante peor que escribir, sea una actividad que me reporte mucha más satisfacción y con mucho menos esfuerzo que la literatura. Al menos en los bares tienen claro que al dj hay que pagarle, más o menos, pero algo. Y las horas que dedico a preparar una sesión y pinchar son muchas menos que las que me lleva escribir un relato hasta dejarlo a punto de caramelo.

Llegamos así al tercer punto del día. Después de muchos meses sin revisar mi cuenta de correo de Ana Deluxe (esa chica que pinchaba hace un año y algo, ¿se acuerdan?) la abrí ayer y me llevé una sorpresa mayúscula y muy grata. Resulta que Edu Meteosat (sí, por el grupo del que formaba parte hace unos años), que es uno de los impulsores de la movida nocturna en Las Palmas, ha abierto un local nuevo. Se llama Delta 79 y tiene una programación de lujo todas las semanas, con un montón de djs poniendo música variada y creo que dos ambientes distintos. Digo creo porque comprenderán que aún no he ido, ni iré hasta que Diego pueda pasar una noche sin mamar, aunque ese día puede que esté más cerca ahora que va a empezar con los cereales. Bueno, pues el caso es que me ha escrito Marta, la encargada de la programación, para ver si quiero pinchar allí algún día, así, por las buenas, sin mediación de mis queridos managers (Jenny, Manel y Javi, gracias a ellos existe Ana Deluxe). Estoy más feliz que un niño con zapatos nuevos y sólo me falta llamar para avisar de que en un mes o así podré volver a los platos.

No se me ocurre ninguna prueba mejor de que los milagros existen, exceptuando, eso sí, el hecho de que una de las orquídeas que me regalaron cuando di a luz no sólo no haya muerto sino que le estén saliendo hojas nuevas. Nunca lo hubiera creído de no verlo con mis propios ojos cada día.

PD. Al final parece que si he tenido tiempo para una entrada larga y dispersa de ésas mías. Lo malo es que me ha quedado un poco egocéntrica, así que les pido que me disculpen. Tengan en cuenta que la nebulosa que estaba siendo para mí el mundo exterior sólo se va aclarando poco a poco. Espero poder hablar de cosas más interesantes a medida que pasen los días.

9.11.09

canciones: something good can work

También llamada "la primera canción de la vuelta al cole".

5.11.09

personal: en la cuenta atrás

Diego duerme a mi lado y a mí, mientras lo miro, me entra una melancolía difícil de explicar. Quizá porque es un sentimiento que también rezuma de algunas de las entradas que estoy leyendo en mi Google Reader, quizá porque el otoño es la estación propicia para ello, quizá porque este próximo lunes vuelvo a la oficina y con ello a la vida real.

Durante estos cuatro meses y medio he vivido suspendida sobre el mundo, flotando ingrávida sobre la vida que antes llevaba. Me he sentido al margen de muchas cosas y esa sensación a veces me ha ahogado y otras me ha liberado un poco.

Ahora que preparo mi vuelta oficial al trabajo (digo oficial porque no he dejado de teletrabajar durante toda mi baja de maternidad ni durante mi mes de vacaciones, que ahora termina), otras asignaturas pendientes me esperan también a la vuelta de la esquina. Los Latidos, como no podía ser de otra forma, está entre ellas.

No sé cómo voy a retomar el blog. No sé si habrá mixes, si habrá entradas más breves y apresuradas, si habrá tiempo para la reflexión como a mí me gustaba. Por lo pronto, después de unas semanas de desidia, esta mañana me sorprendí a mí misma pensando en una nueva serie que me gustaría escribir en el blog. No sé si lo haré, ahora mismo se me antoja demasiado personal y demasiado inabarcable, pero sólo el hecho de haberlo pensado me parece muy buena señal.

Pronto estaré de vuelta.