28.6.06

FIB MIX Vol. 4

Bueno, increíble pero cierto, acabamos de llegar al último capítulo de la serie de recopilatorios para el FIB.

Hoy toca música electrónica y, si estuviera en el mismo plan negativo de ayer, podría ponerme a echar de menos a !!! y Basement Jaxx, los dos grupos que más nos hicieron bailar el año pasado. Pero también podría reconocer que LCD Soundsystem se perdieron en la inmensidad del escenario verde y que a Radio 4 no los vimos porque los Tears nos durmieron justo antes y nos fuimos al saquito, pero supimos al día siguiente que habían dado un concierto de 25 miserables minutos.

Así que, aunque reconozco que la mayoría de los grupos del recopilatorio me eran completamente desconocidos hasta hace poco, en este caso sí voy dispuesta a ver algún que otro grupillo de los que vienen aquí. Sobre todo porque la carpa dance es muy divertida y porque en cuatro días de festival más vale tener algún subidón de adrenalina de ese estilo o puedes acabar amuermado sin remedio el segundo día. El año pasado lo conseguimos con !!! y afrontamos el resto de esa noche con las energías renovadas.

En cuanto al recopilatorio, son 13 canciones, pero duran bastante (la música electrónica es lo que tiene, y por cierto, no sé si lo que incluye es techo, house, minimal, o como se llame, pero yo lo llamo a todo música electrónica y no me complico), así que he tenido que volver a dividir el mix en dos partes, para que fuera más cómodo descargárselo, aunque se escuchan juntas. A los que no les guste mucho se les hará durillo, sobre todo la segunda parte. Yo reconozco que de tanto oír las canciones para prepararlo al final les he cogido el gustillo.

La primera parte aquí: FIB electro mix parte 1.
Y la segunda aquí: FIB electro mix parte 2.

Y las canciones:

01. Matthew Herbert - Something isn't right
02. Queens of Noize - Indie boys
03. The Rakes - Retreat
04. Superpitcher - Baby's on fire
05. Poni Hoax - She's on the radio
06. Calla - It downed on me
07. Coldcut - Walk a mile
08. Ms. John Soda - Hands
09. Isolée - Schrapnell
10. Ellen Allien & Apparat - Do not break
11. Codec & Flexor - Killermachine
12. Nathan Fake - The sky was pink
13. Alex Smoke - Prima materia

26.6.06

FIB MIX Vol. 3

A puntito estuve de ponerme en huelga y renunciar a hacer un recopilatorio de los grupos españoles que van este año al Benicàssim. Al final me armé de valor y aquí lo tienen, aunque sólo son nueve canciones.

No es que no vaya algún grupo español interesante que otro, pero la verdad es que los del año pasado me parecían mucho mejores a priori (Deluxe, Cycle, La Habitación Roja, Sr. Chinarro, Love of Lesbian, Lori Meyers...). Que, al final, no sé ni para qué me quejo, si ya sé que a los españoles lo más probable es que no los vea, que es exactamente lo mismo que me pasó hace un año, con la fantástica excepción de Deluxe, que dio un pedazo de concierto, y de Cycle, que fueron muy divertidos.

Este año los grupos que van se reparten entre el ñoñi-pop y la experimentación, y todo eso está muy bien, pero voy a echar de menos conciertos para bailar y gritar como hicimos con Deluxe.

Enigüei, aquí está el mix.

01. The Sunday Drivers - Better life
02. Señor Mostaza - Ahora comprendo bien
03. Corazón - Jugando con el corazón
04. Garzón - Rompeolas II
05. Manta Ray - El despertar
06. The Secret Society - La leyenda del tiempo
07. El Columpio Asesino - La zorra
08. Grupo Salvaje - Desheredada
09. Ainara LeGardon - Blue

22.6.06

en ruta

Hace un poco más de un mes Mr. Mora me preguntó qué tal estaba el libro que leía en ese momento, Pégate un tiro para sobrevivir. Yo no le había contestado hasta ahora porque soy una gandula, pero hoy estoy habladora y decidí ponerme manos a la obra.

Pégate un tiro para sobrevivir no es exactamente un libro sobre música. Es cierto que la música lo impregna por completo, pero el libro no va sobre esa música que puebla sus páginas. Algo así como este blog, que aunque tiene muchas más entradas sobre música que las que yo pretendía en un principio, tampoco va sobre música. Yo lo considero más bien como un libro de ruta (me regiero al libro, no al blog). No de viajes, sino de ruta, de carretera, de ir en el coche recorriendo sitios a cuál más absurdo y con un objetivo bastante difuso. Es uno de esos libros que difícilmente pueden escribirse en otro sitio que Estados Unidos y del que ese país está lleno (tanto de libros como de películas).

El autor, Chuck Klosterman, es un redactor de la revista de música Spin al que le encargaron un reportaje sobre las muertes más famosas de la historia del rock y que se lanzó a la carretera con el objetivo de recorrer un cierto número de los escenarios de esas muertes, en su mayoría pueblos pequeños. El viaje en solitario se fue alargando, y el resultado acabó siendo no sólo un reportaje para Spin sino también un libro.

Chuck Klosterman

Yo creo que lo que cuenta el libro es lo lógico que puede contar alguien condenado a pasar más de un mes errando por carreteras inmensas con la única compañía de su radio y sus CDs, previamente escogidos. Klosterman habla de sus obsesiones, de sus problemas amorosos y de sus impresiones sobre los sitios que va visitando. Lo hace de una forma entretenida, solvente, con estilo directo y sin perifollos, lo cual me parece también lógico teniendo en cuenta que es un periodista musical estadounidense de treinta y cuatro años. La traducción no está mal, exceptuando ese espantoso título. El original en inglés, Killing yourself alive, se explica convenientemente a lo largo del libro, por lo que no voy a intentar explicar por qué el título español no tiene nada que ver con la intención del autor, o por lo menos no consigue reflejarla con la claridad y la fuerza suficientes.

En cuanto a la música, no esperen algo como Alta fidelidad. Chuck Klosterman vive de la música y se acompaña de ella cada día, pero su estilo de obsesión es diferente al de Nick Hornby. No sé si debe a la diferencia entre ser inglés y ser yanqui, pero son diferentes. Tampoco son iguales los libros a pesar de tener algunas similitudes a priori (estar escritos por hombres jóvenes, aunque se llevan quince años, y hablar de música y de problemas con las mujeres).

En conjunto el libro es entretenido y bastante recomendable para las vacaciones, por ejemplo. Tiene algunas frases hilarantes, aunque la fuerza se va perdiendo a medida que el libro avanza, o quizá sea que la melancolía lo va inundando todo. Esto no quiere decir que tenga mucha profundidad, es más bien una buena forma de pasar el rato. A veces da qué pensar, eso sí, pero tampoco demasiado. Para mí sólo tiene una pega: me va a obligar a escuchar un disco de Radiohead, y eso que nunca he conseguido cogerles el tranquillo.

in love with Jack White (i) - The Raconteurs

Que conste ante todo que el título es puramente metafórico. De hecho, esta serie está dedicada a Jenaro, porque siempre me pide vídeos musicales y hace mucho que no le buscaba ninguno.

Ayer, durante un paseo interestelar por Bloglines, me encontré con una entrada de Ear Farm que contenía dos vídeos de los Raconteurs. En realidad, los dos vídeos son de Steady as she goes, esa estupenda canción que ya incluí en el Primavera Mix, pero que cada día escucho más y más. Una de las versiones del vídeo está dirigida por Jim Jarmusch y la otra por The Malloys, de quienes hablaré en un próxima entrada de esta serie.

Hoy quería concentrarme en los Raconteurs, entre otras cosas porque creo que vale la pena echarle un vistazo a su página web.

The Raconteurs es un grupo formado por Jack White, el cantante de los White Stripes, Brendan Benson, el cantante de Detroit de quien ya les hablé en otra entrada de Los Latidos, y el batería y el bajista de los Greenhornes. Llevo todo el día escuchando un disco de este último grupo (el disco es homónimo y del 2001) y la verdad es que está bastante bien, así que si a eso le sumamos que me encantan los White Stripes y que me gustó mucho el disco del año pasado de Brendan Benson, estaba bastante claro que los Raconteurs no me podían fallar.

1/2 * + + 2/3 * =

The Raconteurs han sacado un disco, Broken Boy Soldiers, que yo creo que está bastante bien, pero ayer leyendo la Rock de Lux me encontré con que lo ponen más o menos a caldo. Lo que pasa es que una tiene mucha personalidad y muchas ganas de llevar la contraria y hoy estaba aún más animada a poner esta entrada, aunque lleve pensándolo desde ayer.

La web de los Raconteurs tiene estética de ordenador de los 80, o de terminal, y está bastane chula. Es completamente distinta que las de los grupos de sus integrantes, que son todas bastante recargadas y con mucho uso de los dibujos y las imágenes. Yo le encontré principalmente dos pegas, y es que es muy difícil ver las imágenes que contiene y además a veces no sé qué ventana tengo activa en mi ordenador y entonces los comandos no me hacen caso, pero me pareció original y divertida.

En cuanto a los dos vídeos de Steady as she goes, que son la razón de que esté escribiendo esto, los pueden ver a través de Ear Farm, como les dije al principio, a través de la propia web de los Raconteurs, o descargándoselos desde Savefile, a donde los subí ayer, en formato .mov. Si se los quieren descargar, el enlace al proyecto es éste.

El vídeo de Jim Jarmusch está bien, es psicodélico y pega con la canción, casi te hace escucharla con un nuevo matiz. Pero el que más me gusta es el otro, el de los Malloys, que tiene una estética muy chula y cuenta su propia historia, igual que pasa con otros vídeos que han dirigido ellos. Con la siguiente entrada de la serie, más vídeos y más información.

21.6.06

una de búsquedas

De vez en cuando entro en la página de Stat Counter para echarle un vistazo a las visitas de Los Latidos. La verdad es que no lo hago con la intención de ver cuántas visitas tenemos (si hiciera eso y además mi intención con el blog fuera que lo leyese todo el mundo, me deprimiría muchísimo), porque eso nunca importó en este blog, sino para ver de qué formas llega la gente aquí. Y entonces es cuando uno puede morirse de la risa o angustiarse hasta el punto de querer cargarse el blog con un sólo click de ratón.

Las visitas más extrañas de los últimos días a partir de búsquedas en Google, Yahoo o similar incluyen:

  • A alguien que buscó dos veces con una búsqueda de vídeos de Yahoo la frase ver a todos los chicos follando y una vez ver a todos los chicos y chicas follando, obviamente sin comillas. Con ese texto llegó al archivo de enero de Los Latidos, sobre todo gracias a aquella larguísima y surrealista entrada que escribí cuando estaba sin internet y acababa de terminar "Juntos, nada más". Lo que no entiendo es que entrara en el blog las tres veces. ¿Creería que era una página distinta cada vez o es que ni siquiera se fijaba?
  • A alguien que buscó en Yahoo potaje de colinos, desde Argentina, y a alguien que buscó lo mismo en Google desde Bélgica. Esto me hace especial ilusión. Con esa búsqueda se llega a nuestra segunda excursión por Gran Canaria.
  • A alguien que buscó intercambio parejas. Llegó a la misma entrada surrealista que el primero, claro. Lo que no me queda claro es si esa persona intercambiaba sus parejas o si quería saber algo sobre el intercambio de parejas.
  • Un montón de búsquedas normales y aburridas, como Holly Golightly, blogs de Las Palmas de Gran Canaria o Beachwood Sparks.
  • Y a alguien que buscó en Google PRESENTACIÓN VOLKSWAGEN EOS ALFREDO KRAUSS, lo que lo llevó a la página principal de Los Latidos y con ello a mi crónica del concierto de Ray Davies. Y si la leyó, tuvo que flipar. Me ahorro los comentarios, pero seguro que algún grafólogo de internet podría sacar muchas cosas sobre su personalidad teniendo en cuenta que la búsqueda está en mayúsculas, que sabe escribir Volkswagen y que sabe como se llama el auditorio de Las Palmas. Yo me abstengo.
Hace unos meses sí hubo una búsqueda que me dejó bastante triste, pero no la recuerdo exactamente. Era algo sobre sentirse solo y cómo hacer amigos. No sé ni siquiera a dónde llegó esa persona, pero fuera lo que fuera espero que no necesitara buscar más.

PD. Una cosa que siempre se me olvida: gracias a Mr. Sandman y Mr. Mora por leer todo el rollo que nos soltamos con el concierto de Ray Davies y por entenderlo. Si es que son más majos...

19.6.06

FIB MIX Vol. 2

Después de varios días sin escribir, estoy de vuelta con el segundo mix de los grupos que van al festival de Benicàssim este año. Este mix, el de los secundarios lustrosos, es energético y movidito. Todo rock, porque decidí dejar la electrónica para otro recopilatorio que subiré un día de estos. También son todo grupos extranjeros, porque de los españoles quiero hacer también un recopilatorio aparte. Y con esos dos se terminará el ciclo.

Como hay muchos grupos que me gustan en la segunda fila del festival al final ha salido un mix bastante largo, 18 canciones, así que tuve que subirlo en dos partes, pero recomiendo que lo guarden todo en la misma carpeta, porque en realidad está pensado como uno sólo.

Aquí está el enlace a la primera parte.

Y aquí está el enlace a la segunda.

Y como los grupos no son tan conocidos como los cabezas de cartel, les pongo el listado con un poquito de información sobre cada grupo.

FIB Secundarios Mix

01. White Rose Movement - Girls in the back
02. The Ordinary Boys - Boys will be boys
03. Babyshambles - Fuck forever
04. Art Brut - Moving to L.A.
05. We Are Scientists - Nobody move, nobody get hurt
06. The Futureheads - Hounds of love
07. Editors - Bullets
08. Morning Runner - Have a good time
09. Dionysos - Song for a jedi
10. Nada Surf - Popular
11. White Rose Movement - Testcard girl
12. Editors - Munich
13. Mojave 3 - Breaking the ice
14. The Organ - Brother
15. Howe Gelb - But I did not
16. The Walkmen - Another one goes by
17. Rufus Wainwright - Hallelujah
18. dEUS - Nothing really ends

Grupos

White Rose Movement

Son de Londres y tienen un sólo disco que se llama Kick. Pongo dos canciones porque me encantan y me costaba elegir. Testcard girl es la que mi iPod me ponía una y otra vez cuando elegía escuchar todo en random, y Girls in the back tiene un principio tan arrollador que no podía empezar el mix de otra forma. La voz de Finn Vine diciendo OK es irresistible, y él viene a ser una especie de mezcla entre Ian Curtis y Jarvis Cocker, así que para qué quiero más. Taxxi, la chica de los teclados, es bastante más guapa que Candida Doyle, pero ése es otro paralelismo con Pulp (aunque la música de unos y otros no tiene nada que ver).



The Ordinary Boys

Se supone que hacen ska-pop, al menos según la wikipedia. No he escuchado el disco completo todavía, pero la canción que incluyo fue el single y la oí bastante en la BBC 6. Lo más curioso es que el cantante estuvo en el Gran Hermano para famosos de la televisión inglesa y por eso se están haciendo más famosos. No voy a hacer comentarios al respecto.



Babyshambles

Babyshambles es el proyecto de Pete Doherty (sí, el ex de Kate Moss, con quien estaba la flacucha cuando la pillaron consumiendo lo que no debía, al menos con los paparazzi cerca) después de que los Libertines terminaran a tortas. Sólo viendo la foto ya se entiende que yo esté segura de que no van a llegar al FIB. No sé si será porque detienen otra vez a Pete o porque alguno muere de sobredosis, pero está complicado que lleguen a julio. El disco es bastante caca y yo echo de menos canciones gloriosas como Can't stand me now, pero toda la historia de los Libertines es tan surrealista que decidí poner una canción. Algo que no entiendo es que los de la Rockdelux sigan insistiendo en que Pete Doherty es un genio, pero debe ser que yo no estoy preparada para esas alturas. El disco de Dirty Pretty Things, la otra mitad de los Libertines, me parece bastante aceptable y sin embargo ellos lo han puesto a caldo, pero qué sé yo.



Art Brut

Algunos de sus miembros son de Bournemouth (donde, por cierto, hay un museo que tiene un cuadro que me encanta, la Venus Verticordia de Dante Gabriel Rossetti) y otros de Londres, sólo tienen un disco y son divertidísimos. Ya los puse entre lo mejor del 2005, aunque como mención especial en la parte de "el disco entero es insoportable, pero tienen momentos brillantes". En el mix pongo una canción de la segunda mitad del disco, es decir, de las que menos he escuchado, pero que está muy bien.



We Are Scientists

También estuvieron ya por aquí, concretamente en esta entrada sobre los rezagados del año, y da la casualidad de que pongo la misma canción que entonces, pero es que es la mejor del disco. Aparte de que son de Brooklyn y de que tienen un gusto excelente para la literatura (el título de su único disco, With love and squalor, es el de un delicioso y turbador cuento de J.D. Salinger, traducido como Para Esmé, con amor y sordidez, incluído en su maravillosos libro Nueve cuentos y que pueden leer aquí, aunque yo aconsejo leer el libro), no sé mucho más de ellos.



The Futureheads

Aunque el disco anterior, homónimo, tenía que haber estado entre lo mejor del 2005, resulta que se publicó en el 2004, así que no pudo entrar en la lista. Sin embargo, es muy bueno y muy divertido. Son británicos, de Sunderland, y fueron ignorados por todo el mundo hasta que empezaron a triunfar Franz Ferdinand y se los llevaron a yanquilandia de teloneros. La canción más conocida es probablemente Decent days and nights, pero la de Hounds of love, que fue el segundo single del primer disco, me apetecía más para este recopilatorio. El disco nuevo, News and tributes, lo tengo pendiente de escucha, pero ya me ha dicho Jenaro que es un poco distinto al anterior.



Editors

El grupo se formó mientras estudiaban en la Universidad de Stanford, aunque todos los miembros son de distintos (y pequeños) sitios del Reino Unido. Su único disco, The back room, está muy bien, y como me costaba decidirme, al final incluí dos canciones. Y me resultó muy difícil dejar fuera All sparks... Ellos sí son unos de mis olvidados de entre lo mejor del 2005.



Morning Runner


También vienen de distintas partes de Inglaterra y se conocieron en Reading cuando todos estaban en otros grupos. Su único disco de larga duración se llama Wilderness is paradise now y está bastante bien.



Dionysos

Y dirán "por fin alguien de fuera de Gran Bretaña", y quitando a los We Are Scientists, es verdad, todos los grupos hasta ahora son ingleses. Pero éstos no, éstos son franceses, de Valence, y encima ya llevan cinco discos (cuyas portadas son de lo más curioso, como se puede ver en la web oficial) y yo sin conocerlos de nada. Sólo tengo esta canción, y está bastante bien, así que tengo curiosidad por el concierto. Su primer disco es de 1993 y el último, Monster in love, del 2005. La canción que incluyo, Song for Jedi, está en el Whatever de weather, que es del 2003 y está publicado en versión eléctrica y en versión acústica.



Nada Surf

Seguro que los conocen, porque en 1996 se hicieron bastante famosos con Popular, la canción que incluyo y que pertenecía al disco High/Low. Son de Nueva York y en España se le dio mucho bombo al hecho de que uno de ellos, Daniel Lorca, era español. Acaban de sacar el sexto disco, pero me temo que yo no he escuchado ninguno aparte del primero. Voy a tener que ponerme las pilas, pero, por alguna extraña razón, me da pereza.



Mojave 3

Son ingleses, aunque no sé de donde, pero sí que se formaron a partir de la disolución de Slowdive, con lo que me imagino que se puede decir que son de Reading. Llevan cinco discos, desde 1996, y yo siempre había pensado que eran un poco demasiado lentos, pero el disco nuevo parece que me gusta. Parece, sí, porque todavía no lo he escuchado mucho, pero al menos la canción que incluyo, el primer single, está bastante bien. Es pop, pero muy bonita y no demasiado ñoña.



The Organ


Cinco chicas de Vancouver, Canadá, que se juntaron para formar este grupo en el 2001. Sólo tienen un disco, Grab that gun, un poco repetitivo pero que no está mal. Y, por cierto, la portada está guapísima (iba a poner que es chulísima, pero tengo que empezar a usar las expresiones canarias :-D).



Howe Gelb & Sno Angel

Howe Gelb, de Tucson, Arizona, EEUU, ha sido el cantante del grupo de americana o country-rock Giant Sand durante 20 años. Desde 1998 ha sacado cinco discos en solitario, el último grabado con un coro de gospel de Canadá llamado Voices of Praise. El proyecto se llama Sno Angel y el disco Like you, aunque por todas partes pone Sno Angel like you. Bueno, que es complicado. El caso es que las canciones que he escuchado están muy bien y que en teoría viene con el coro al FIB.



The Walkmen

La verdad es que este grupo me decepcionó un poco. Había escuchado alguna canción suelta y me había gustado, pero luego el disco nuevo me pareció muy flojo. Al final, la que más me gustó para incluírla en el mix es una versión de Mazarin, esa preciosidad que se llama Another one goes by, lo que desde luego no dice mucho de ese disco. Son de Nueva York y tienen tres discos, en los que la calidad ha ido descendiendo, según mi opinión. La página a la que lleva el enlace del nombre del grupo es de lo más cutre, pero no me lo tengan en cuenta. Es la oficial.



Rufus Wainwright

También de Nueva York, Rufus Wainwright lleva publicados cuatro discos, pero yo no he podido escuchar ninguno todavía, así que no sé muy bien qué contarles. Les podría hablar de su hermana, pero no sería muy elegante por mi parte. El caso es que yo creo que su música me gustaría (por lo menos eso sigo pensando después de oír unos cachitos de canción en su página web), pero la única canción que he podido conseguir para ponerla en el mix es una versión del Hallelujah de Leonard Cohen. No existen mp3 legales suyos para descargar. Aún así, tengo mucha curiosidad por verlo en concierto.



dEUS

Y terminamos con dEUS, los únicos que ya he visto antes en concierto. Son belgas, de Antwerp, y sacaron su primer disco en 1994, pero ahora llevaban desde el 99 sin sacar ninguno. Me resulta difícil describir su música, rock bastante experimental, me imagino que podría decir. La canción que incluyo no es representativa en absoluto, pero es tan bonita que me resistía a no terminar el mix con ella. El disco nuevo está muy bien, los anteriores también (sobre todo el Worst case scenario, que contiene la canción Hotellounge, casi mítica para mí). Por cierto, a pesar de la pinta de raro que tiene el cantante, hablamos un poco con él antes de que empezara el otro concierto (en la sala El Sol, 1996, creo) y creo que fue más o menos agradable. En directo son entretenidos y solventes, así que si puedo (es decir, si no coinciden con nadie irresistible), intentaré verlos de nuevo.



Y con esto y un bizcocho...

9.6.06

Ray Davies, según yo

Hola a todos:

Quiero aclarar, antes de empezar, que hemos decidido no leer las crónicas del otro para ver cuál distinta fue nuestra perspectiva del concierto de ayer.

El concierto de ayer no era muy especial para mí a priori. Era Ray Davies, vale, un geniecillo, pero un pureta, las cosas como son. En mi casa nunca se escuchó a los Kinks, mi padre era de Led Zeppelin, los Rolling Stones, algo de rock progresivo, poco de Pink Floyd y mucho, mucho, mucho Raphael, Adamo y Maritrini (esas cosas que tienen las madres; que son las que mandan). Bueno, la cosa es que a pesar de que los conocía y sabía tatarear o canturrear mucha de su discografía nunca he comprado un disco suyo.

Mi intensa relación tardía con ellos vino con Ana, que como ella ha comentado pude conocer gracias a Primal Scream y su carpeta, a Radio 3, a "De 4 a 3" y a Paco Pérez Brian y Lara López, pero eso sí que es otra historia.

Bueno, el caso es que yo he escuchado la historia del Atlantida miles de millones de veces, y cada vez que Ana pone un disco de los Kinks en casa se veía una cierta tristeza en sus ojos, en serio, se ve, y que se queda con la mirada perdida pensando en aquel chasco, que tuvo que ser muy, muy, muy gordo.

El martes y el miércoles de esta semana estuve en Tenerife y en La Palma por trabajo y se me había olvidado el concierto, así que ayer, cuando me di cuenta de que no iba a poder acostarme temprano generé un rechazo a lo que iba a ver, qué triste es la incultura.

Durante la tarde me permití hacerle bromas a Ana sobre la celebración o no del concierto, sobre la crítica que viene en el Rockdelux de este mes y en la que terminan diciendo que debería limitarse al set de acústico que incluye en su concierto. Bueno, el caso es que no me apetecía un culo, y menos en un auditorio que no está concebido para este tipo de música y en el que además está prohibido beber cerveza mientras ves un concierto. Ana terminó enfadándose, un poco, por mis gilipolleces de cansado.

Bueno, pues entramos en el auditorio con nuestro gran amigo Toni, que ese sí que es un crack, y nos enseñó el auditorio un poco antes del concierto. Entonces fue cuando me di cuenta de lo cerca que íbamos a estar del grupo. Demasiado cerca quizá, luego comprobaría que no era demasiado cerca, que era estar dentro.

Avisaron por megafonía de que el concierto iba a empezar, nada que ver con lo que estamos acostumbrados, y cuando por fin me senté en mi localidad, con Ana al lado, flipé. Yo soy cegato y leía las pegatinas de los botones del ampli del guitarrista (un crack). Empezó el concierto y escuchábamos la música por los equipos de la banda y de Ray, sobrecogedor, increíble, fue muy cercano, carnal casi, me temblaba el pecho cada vez que el bajo rozaba una cuerda. No estábamos viendo un concierto, estábamos dentro de él. De hecho las torres de amplis del auditorio estaban a nuestras espaldas.

La cosa se fue calentando, comenzó con un par de temas de los Kinks y en el segundo yo ya tenía la piel de gallina. Fue en ese momento cuando llamé la atención de Ana para enseñarle como se me había erizado el vello y ella sólo fue capaz de encogerse de hombros y justificar con una sonrisa que estuvieran cayéndole dos lagrimones por los mofletes. En fin, a partir de ahí ni un comentario durante el concierto. Sobrecogimiento por momentos, descarga de adrenalina en otros, neutralidad con algunos de los temas del nuevo disco y, sobre todo, admiración por la profesionalidad y la energía de un tio que lo ha sido todo y que sigue currándoselo a sus 62 años como un campeón. Profesional, ese tío es un profesional y se nota que es muy bueno. De hecho durante algunos momentos uno se cuestiona por qué coño se admira tanto a algunos grandes de la música que a día de hoy pasan por los conciertos como si les jodiese darlos. Bueno, eso lo dejaremos para otra.

Pasó la primera parte, la principal del concierto, y salió un momento a descansar. Cuando volvió a hacer la primera parte de los bises Ray salió con una alegría desbordada, se notaba que el tío estaba cumpliendo con su papel y que además estaba bien con el público, tanto que el notas que estaba a nuestra derecha se levantó para darle la mano. Ray se acercó a él con la carrerilla que traía y le saludó agradecidamente. En ese momento, fueron milésimas, Ana se había levantado y también le ofreció su mano. Ray se la dio y justo después se inclinó un poco más para darle un beso que Ana devolvió dándole las gracias. A mí me dio la risa, pero ella estaba flotando.

Cuando el concierto terminó Ana cogió una de las púas que el guitarrista había estado utilizando y que le dio sonriente, siempre muy agradecido y sonriente, era clavadito al cantante de los Simply Red, y poco después le pedimos al técnico que nos acercase el play list que tenía pegado en la moqueta. Ana, con esos dos trofeos ya era la persona más feliz del auditorio, pero le faltaba, nos faltaba, la sorpresa de encontrarnos a Lara López, una amiga de Madrid que no esperábamos para nada que estuviese allí y que, como siempre, nos llenó de alegría, entre otras cosas porque representa muchas de las mejores cosas que hemos vivido en Madrid.

Me he alegrado muchísimo de haber ido a ese concierto y de ver como Ana se ha quitado esa espina que tenía clavada a lo grande. A partir de ahora espero ver otro reflejo en sus ojos cuando escuchemos cualquiera de los veintipico discos de los Kinks que hay en casa y, tengo que terminar con este comentario: me gusta que por una vez sea ella y no yo el que se emociona en un concierto.

Un abrazo.

el día después de mi día kink

Vamos a ver cómo les cuento yo esto.

Anoche lloré por primera vez en un concierto. Llegué al auditorio tan nerviosa que parecía un flan. Jenaro se reía de mí, pero yo no podía evitarlo. Además, me había quedado en blanco. Ya no pensaba si el concierto iba a estar bien o mal, ni si Ray Davies sería todavía capaz de cantar como antes, ni nada de nada. Simplemente, no pensaba.

Como llegamos pronto, fuimos a dar una vuelta por los alrededores del auditorio. Quería haberme llevado la cámara de fotos, pero la buena la tenía Jenaro en el trabajo y me dio pereza coger la mía. Luego me arrepentí, porque la playa estaba preciosa ayer y la zona del auditoria es una maravilla, pero ya sacaré fotos otro día. Cuando estábamos por allí nos llamó Toni, un amigo, que había conseguido una entrada y se venía al concierto también. Lo esperamos en la puerta y nos dedicamos a ver el panorama mientras tanto: muchos matrimonios cincuentones, muchos padres (varones) con su hijo varón, algunos jóvenes con pinta de modernillos y, sobre todo, una cantidad ingente de trajeados y trajeadas con un sobre plateado en la mano, que llegaban a la puerta del auditorio y se daban la vuelta. Resulta que en el salón de congresos, que está al lado, era la presentación de un coche de Volkswagen (o como se escriba), el Eos, y todas esas personas iban allí. Mi teoría es que iban trajeados por si les tocaba el coche en un sorteo y tenían que saludar al público, pero eso me lleva a pensar en la cantidad de ilusos que existen y no es muy esperanzador. Claro que tampoco me parece muy esperanzador que tanta gente se vaya a la presentación de un coche, y encima vestidos de pingüino. Falta por saber qué pensarían ellos de nosotros, pero me imagino que ni siquiera habrían reparado en nuestra presencia.

Después de dar una vuelta por dentro del auditorio, dejamos a Toni en su sitio (primera fila del primer anfiteatro, se veía de lujo, y Jenaro le dijo "qué cabrón, menudo sitio tienes") y bajamos camino de la primera fila del patio de butacas. Cuando llegamos, temerosos de no ver mucho por estar tan cerca (esa idea me ha acompañado desde que compré las entradas hace ya un mes), nos encontramos con que el escenario sólo tenía 40 centímetros de alto y nosotros estábamos a un metro y poco de distancia del borde. Estábamos un poco ladeados, pero aún en el cuerpo central y no en las últimas butacas de la fila, así que veíamos de lujo todos los instrumentos preparaditos encima del escenario. En ese momento dijo Jenaro la frase que yo había repetido hasta la saciedad esa tarde "qué pena no haber traído la cámara". Esperamos unos diez o quince minutos mientras sonaba la música de fondo y los técnicos terminaban de preparar el escenario. Entonces, llegó una canción que terminaba con la batería y la guitarra en crescendo y le subieron el volumen mientras apagaban las luces. La gente empezó a aplaudir.

Ray Davies salió solo, con unos vaqueros negros ajustados, una camisa blanca y una chaqueta negra con bordados blancos en las solapas. Cogió la guitarra y empezó a cantar I'm not like everybody else. Poco a poco fueron apareciendo los miembros de su banda: guitarra, bajo, batería y teclados. Todos con cara de ingleses, pero cada uno distinto. El guitarrista era igual que el cantante de Simply Red, pero en rubio. El bajista se parecía al primer guitarrista de Suede, Bernard Butler, pero más feo. El batería era un hooligan auténtico, y el teclista era un chico joven guapito estilo Beckham u Owen, aunque lo vimos poco porque un atril nos tapaba su cara. La canción fue energía pura. Es difícil describir lo que sentía al estar allí sentada por fin, escuchando una canción que he puesto en mi casa hasta la saciedad. Se me hizo un nudo en la garganta en cuanto empezó el estribillo.

La siguiente fue Where have all the good times gone. Entonces empecé a llorar sin remedio.

Después siguieron un par de canciones de su disco nuevo. En directo algunas sonaban más o menos bien, otras eran más insulsas, pero sobre todo eran bastante largas. A continuación cantó 20th Century man y alguna otra nueva. Y entonces cambió de guitarra (usó 3 durante el concierto, una eléctrica, otra acúsitca y una a medio camino) para coger la acústica, se sentó en una silla baja junto con el guitarrista y empezaron a cantar Sunny afternoon, allí, justo delante de nosotros, como si estuviéramos en el salón de casa. Estaban tan cerca que casi parecía que tocaban para nosotros. Yo empecé a cantar. No a susurrar muy bajito, como había hecho con las anteriores, no, yo empecé a berrear las canciones, y esto es literal, que mis dotes para el canto son nulas. Después de un par de canciones acústicas más, entre ellas Celluloid heroes, creo, que ya no sé exactamente cómo fue el orden y no estoy segura de si esa la tocó sentado o de pie, volvieron los demás músicos y siguió el concierto como empezó.

Entre canción y canción Ray Davies hablaba bastante con el público, cosa que se agradece, o al menos yo lo agradezco siempre. Es un músico del estilo comunicador, no del estilo "aquí estoy en mis alturas y ustedes son los pobres mortales a los que les hago un favor por estar aquí tocando". Nos dijo que era la primera vez que estaba en Las Palmas. Yo pensé "no, si lo sabré yo, que hace quince años te estuve esperando en vano". Nos agradeció un montón de veces que estuviéramos allí. Nos explicó de qué iba cada canción. Y, mientras tocaba y cantaba, nos pedía que cantáramos nosotros también, que lo acompañáramos con las palmas, e incluso bailaba. Era el típico dandi inglés y lo sigue siendo, aunque ahora tenga casi 62 años y esté bastante calvo y tan flaco como siempre. Sigue teniendo la misma voz y sigue tocando la guitarra como antes. Han pasado cuarenta años desde la primera vez que cantó algunas de esas canciones. Han pasado treinta desde la primera vez que cantó otras. Han pasado venticuatro años desde que grabó el One for the road, mi directo fetiche. Y sigue teniendo la misma voz.

The tourist, una canción del disco nuevo, duró casi diez minutos, incluyendo un par de minutos de desvarío absoluto a medio camino entre Sonic Youth y Pink Floyd, durante los que el cantante, ya sin chaqueta desde hacía rato, aprovechó para cambiarse de camisa. Alguna otra canción nueva y Ray empezó a cantar Days a capella. Otra vez con los pelos de punta (y Jenaro también, que se pasó así medio concierto aunque no llorara como yo). Después vinieron un par de canciones nuevas más y la dedicatoria a su hermano Dave con una larga parrafada y la canción A long way from home. Luego otra nueva y el Tired of waiting for you. Yo seguía cantando como una loca.

Y entonces el acabose, cuando empezó All day and all of the night. Nos levantamos, como una buena parte del auditorio, pero nos fuimos al pasillo para no molestar a los que estaban detrás sentados. La versión fue exactamente igual de cañera que en el One for the road. Con los mismos "eo, eeeo, hey, hey" que en el disco. La versión de concierto en todo su esplendor. Nosotros bailábamos como locos, pero a nuestro lado había un chico que yo hubiera apostado a que se iba a descoyuntar la cadera.

Entonces se fueron. Empezamos a pedir que volvieran y al cabo de cinco minutos empezaron a aparecer los músicos y empezaron a tocar otra canción nueva. Ray Davies salió corriendo, animado, y recorrió todo el escenario hasta llegar a nuestro lado. Entonces, el chico que estaba a nuestro lado y que bailaba como si fuera Alaska en la famosa canción se acercó a darle la mano. Y yo no suelo ser nada groupie, pero en ese momento me vi a mí misma acercándome para darle la mano yo también. No lo pensé, simplemente estaba sentada y de repente estaba allí de pie tendiéndole mi mano y diciendo "thank you" sin saber por qué. Él me dio la mano y se inclinó a darme un beso.

RAY DAVIES ME DIO LA MANO Y SE INCLINÓ A DARME UN BESO.

Luego saludó a un par de personas más de los que estábamos de pie y volvió a coger la guitarra y empezó a cantar. Yo me senté al lado de Jenaro con una sonrisa de oreja a oreja. No podía parar de sonreír. Jenaro se reía. Sonreía igual que yo, me miraba y se reía.

Después de dos canciones nuevas empezaron los primeros acordes de Lola. Fue como una descarga eléctrica, aquel sonido de guitarra recorriéndome la espina dorsal. Cuando llegamos a casa Jenaro me dijo que le había pasado lo mismo, así que no es que yo esté loca, es que fue increíble. Me volví a levantar, canté, bailé y todo sin dejar de sonreír.

Entonces se volvieron a despedir y ya se fueron. El señor que estaba a mi lado, del que mejor no les voy a hablar mucho (porque me hizo desear que prohibieran la entrada a los conciertos a todos los mayores de 50 años, o por lo menos que les hicieran una prueba antes de entrar, algo del estilo "cántame cinco canciones enteras de este grupo", y si no la superan, que no entren), le pidió la púa al guitarrista, que era encantador y tenía más paciencia que un santo y se la tiró y después me miró porque yo estaba pegada al escenario y me hizo un gesto para darme otra y yo le dije que sí y me la tiró y la cogí y fui feliz. Entonces se marcharon los músicos y vi al técnico que iba a empezar a recoger y le pedí que me diera el setlist que tenía el guitarrista. Se acercó, lo arrancó del suelo con cuidado de no romperlo y me lo dio, y entonces yo, otra vez, fui feliz.

Salimos de la sala y en la entrada nos encontramos a un ángel que acababa de llegar de Madrid. Nuestra amiga Lara, que no sabíamos que estaba allí, y nos hizo muchísima ilusión verla y poder hablar con ella un ratito. Después nos volvimos a reunir con Toni, que estaba con otros amigos que también conocemos, se rieron de mí un rato entre todos, nos fuimos a la parada de taxis y volvimos a casa. Y durante todo el rato, yo con mi púa y mi hojita y sin poder parar de sonreír.

Después cenamos escuchando el One for the road y comentando el concierto. Nos fuimos a dormir contentos, cansados, pero contentos hasta la extenuación.

Es verdad que no he podido estar en un concierto de los Kinks. Que las canciones del disco nuevo de Ray Davies no son nada del otro mundo y que faltaron muchísimas que me hubiera gustado haber oído, como, fundamentalmente, You really got me. Pero el concierto de ayer fue más que suficiente para tapar el huequito que me habían dejado hace quince años. Ahora, como le dije a Jenaro, sólo me falta Pulp. Pero esa ya es otra historia.

PD. Actualizaré con fotos cuando haya alguna noticia, que por ahora no las encuentro.

8.6.06

mi día kink

Cuando tenía 12 o 13 años solía decir que no me gustaba la música que se hacía en mi época. Me dirán que qué sabría una mocosa de esa edad sobre música, y ya les digo yo que nada de nada. Para estudiar, me ponía en el tocadiscos los discos de mis padres, básicamente el de Simon y Garfunkel, el de los Beatles y el de una orquesta de cuyo nombre no me acuerdo, pero que tocaban una música muy parecida a la de Glenn Miller. Sólo tenía cuatro o cinco cintas de música, aunque poco a poco me fui grabando cosas que me pasaban mis amigas, como el primer disco de Kylie Minogue o el de La Guardia. Mi tía me grabó tres cintas y las llenó de Pink Floyd, Dire Straits y Sarah Vaughan. También tenían algo de Elvis Presley y bastante Radio Futura. Luego me prestó una que tenía el Nuevas Mezclas o el Enemigos de lo Ajeno de El Último de la Fila, nunca lo sabré porque estaba incompleta y desordenada, y yo la ponía sin parar. Entre las canciones de El Último de la Fila había otras dos que todavía no he conseguido y que me obsesionaron hasta el punto de seguir tarareándolas a menudo: City walls, de Phil Carmen, y, sobre todo, Princesa equivocada, de Los Ilegales, en directo. De todo este cóctel queda claro que no podía salir nada muy bueno.

A los trece escuché en la radio una canción de los Kinks, Sunny afternoon. Me quedé completamente colgada de esa canción, la cantaba a todas horas, y empecé a buscar más cosas de los Kinks. Naturalmente, eso no le convenía mucho a mi idea de que no había música que valiera la pena en esa época, a pesar de que ya bailábamos Technotronic y Snap como locos en la verbena del colegio. La música de principios de los 90 me ha empezado a gustar más después.

El caso es que conseguí que una amiga me grabara cinco discos de vinilo de los Kinks que le prestó su tío. En total eran tres cintas, dos con dos discos y una con otro (el One for the road, un directo). Escuché sobre todo la que tenía el Face to face (con el Sunny afternoon incorporado) y el One for the road. Cuando digo escuché, quiero decir que las escuché una vez y otra y otra y otra. Fui muchas veces a una tienda de música que tenía vinilos antiguos. Rebusqué una y otra vez entre los discos de los Kinks, pero no tenía dinero para comprármelos. El dependiente se sorprendió bastante el día que le pregunté por ellos, pero en lugar de ser una persona agradable me miró desde las alturas de su sapiencia musical y me preguntó cuál era el mejor disco de los Kinks. Yo dije que el Face to face. Creo que él se rio y me enseñó el Lola vs. Powerman and the money-go-round. No me acuerdo de la conversación exacta. Sí me acuerdo de que tres años más tarde le pedí el disco de Green Day (el Dookie) y me dijo que ese grupo no existía.

En 2º de BUP, cuando tenía 14 años, una noche que me había peleado definitivamente con el programa de cine que solía escuchar antes de dormir, me puse a hacer zapping en la radio y una canción me llamó la atención. Era Rocks, de Primal Scream, en el programa Arrebato, de Radio 3, emisora que empezó a hacer que cambiaran mis ideas sobre la música que se hacía en esos momentos. Ese verano fui a Londres a aprender inglés. Hubo muchas cosas que empezaron a cambiar entonces (por ejemplo, me hice un esguince nada más llegar y ya no pude decir nunca más que nunca había tenido ninguno, y me compré los pendientes del sol y la luna, que llevé puestos durante los siguientes tres años). Era el año de la explosión absoluta del brit-pop, o al menos lo fue para mí, y me volví casi loca con tantos grupos nuevos. Todas las canciones que oía me tenían subyugada, y no paraba de preguntar cuál era este grupo y cuál era este otro, aunque ese año todavía no compré ningún disco de ninguno de ellos. Fue un año después, tras un periodo de digestión de todas las cosas nuevas que había conocido, cuando volví y me atiborré de discos de Belly (que ya sé que no son ingleses, pero también me gustaban), Echobelly, Elastica... Los de Blur y Oasis ya los había conseguido en Las Palmas.

El caso es que ese verano de 2º de BUP sí compré dos discos: el One for the road, de los Kinks, y el Give out but don't give up de Primal Scream, porque después de oír Rocks quería aquel disco como fuera. Bueno, pues allí estaba yo con mis dos discos y los ponía todo el rato en la casa de la familia donde me quedaba. Esos dos y el Automatic for the people de REM, porque las horas muertas por culpa del esguince (es decir, sólo el día que los demás se fueron al parque de atracciones, el único sitio al que me pareció muy bestia irme con el yeso y las muletas), las pasábamos intentando sacar las letras de las canciones, y desde entonces recuerdo partes muy surrealistas del Sidewinder sleeps tonight, la canción que más me gustaba y la más difícil, que hasta a Emma le costaba, y le hicimos una oda al zapato de plástico negro que me habían dado en el hospital y que era espantoso.

Una tarde me acerqué a la casa donde se quedaba otro de los niños del viaje, Carlitos. Estábamos tres: Carlos, con el que hablaba de Smashing Pumpkins y de Prince a todas horas, Carlitos, que era el más pequeño y había sido su cumpleaños y le habíamos regalado el disco de Ace of Base, toma ya, y yo. Era la tarde antes de volvernos a Las Palmas y estábamos grabando discos en la cadena de música de la familia, aprovechando que estábamos solos. Yo me senté en el suelo e iba metiendo y sacando los discos de la bandeja del CD, que me quedaba por encima de la cabeza. Grabamos cinco o seis y todo iba bien. Hasta que, de repente, la bandeja del CD no se abría. Empezamos a mirar qué le pasaba y me di cuenta de que había metido dos discos a la vez: el de los Kinks y el de Primal Scream.

Intentamos de todo para sacar los discos. Le pegamos a la cadena, le dimos al botón mil millones de veces, usamos un cuchillo de palanca... y nada. El equipo era un Kenwood nuevo, no se me va a olvidar nunca. Entonces llegó la familia y tuvimos que contarles lo que pasaba. El equipo era del padre. Tampoco me voy a olvidar nunca de la cara que puso, y me parece lo más lógico, aunque a mí en aquel momento me preocupaban dos cosas por encima de todo: recuperar mis discos y que la bronca no fuera muy gorda, pero a él, claro, lo que le importaba era el pastón que se acababa de gastar en comprarse un Kenwood para que tres mocosos se lo destrozaran a la semana de habérselo comprado.

Al día siguiente nos fuimos, yo sin discos y con un disgusto horrible. Un mes después mi profesor de inglés me trajo los dos discos y el recibo de la reparación. Creo que eran unas 25.000 pesetas, pero no estoy segura. También creo que las pagó mi madre, pero tampoco estoy segura. La verdad es que esto no dice nada muy bueno sobre mí, pero es así. Lo que sí recuerdo perfectamente son todos y cada uno de los rayones que lucía el CD de Primal Scream, que quedó completamente inservible. Era el que había caído arriba y, por tanto, el que había sufrido los ataques del cuchillo que pretendía salvarlo. El CD de los Kinks, milagrosamente, estaba intacto, lo cual me produjo inmediatamente un alivio enorme, porque a) me había costado más caro, b) me parecía que iba a ser mucho más difícil conseguirlo en Las Palmas y c) para qué nos vamos a engañar, los Kinks eran los Kinks y por mucho que me gustara Primal Scream, no tenían nada que hacer frente a ellos. Así que a los pocos meses me compré de nuevo el disco de Primal Scream y guardé el roto de recuerdo en una caja de lata. Con las carátulas del viejo me forré una carpeta que tres años depués me sirvió para conocer a Jenaro en una clase de Física 2, pero esa ya es otra historia. El One for the road sonó en mi cassette con compact todos los días durante varios meses. Iba a todas partes cantando Pressure, Victoria o David Watts, y se me hace difícil escuchar en otro disco las canciones que lo componen porque siempre empiezo a cantar la siguiente según el orden que tenían en ese, y claro, nada que ver. Es uno de los directos que más me gustan.

Todo esto, que terminaré de contar algún día, sigue el año de COU, cuando se decidió organizar un festival de música en Las Palmas debido al éxito que había tenido el Womad cuando se había celebrado desde el año o los dos años anteriores. Ese festival, que se llamó Atlántida, tenía a los Kinks como plato fuerte, y también a Suede, que no era mi grupo inglés preferido, pero era un notición que fueran a ir a Las Palmas.

Suede se cayeron del cartel una semana antes del concierto. Me fastidió un poco, pero sin exagerar, que lo importante era que iba a ver a los Kinks. El día del concierto llegué a comer a casa de mi abuela, como todos los días y me dijo "Anita, ¿hablaste con tu madre?" A mí la pregunta me extrañó, pero sobre todo por la cara de circunstancias que ponía mi abuela. Le dije que no y me dijo que la llamara, que tenía que decirme algo de un concierto. Que el grupo que me gustaba no venía. Y yo le dije "ah, sí, Suede, que no vienen, pero yo ya lo sabía". Pero aún así, llamé a mi madre. Y me dijo: "Ana, no vienen los Kinks". Y entonces sí. Entonces sí que me fastidió el Atlántida y el Womad y los festivales y vivir en Las Palmas y todos los factores que habían hecho que me ilusionara tanto por primera vez con un concierto para que luego no fuera a celebrarse.

Cuando llegué a mi casa tenía la cara hasta los pies. Mi padre llegó de trabajar al poco y me preguntó que qué me pasaba. Y yo le dije "que no vienen los Kinks", al borde de las lágrimas. Y me dijo "bueno, mi hija, por dios, que pensaba que te pasaba algo". Entonces me sentí incomprendida porque estaba en la edad del pavo y todas esas cosas. Ahora seguramente me lo hubiera tomado con más calma, aunque sólo un poco más. En realidad, no me pasaba nada, o nada grave, por lo menos. Pero el disgusto no me lo quitaba nadie.

Unos años más tarde, ya en Madrid, fue Ray Davies, el cantante de los Kinks, a tocar en solitario. Yo no estaba en Madrid y no pude ir a verlo. Y hace tres semanas recibí en el correo un boletín del Servi-ticket de aquí muy especial. Decía: "Ray Davies. 8 de junio. Auditorio Alfredo Krauss. Ciclo Arrecife de las músicas". En ese momento casi salto hasta el techo. Hablé con Jenaro. Compramos las entradas. Y esas manchitas rojas que ven aquí debajo vamos a ser nosotros esta tarde:

Yo sé que ver sólo a Ray no va a ser lo mismo que ver a los Kinks. Que han pasado muchos años y que seguramente estará mayor, que tiene disco nuevo y tocará sobre todo esas canciones, que probablemente ya no tenga la misma chispa que antes, que ya fue duro ver a Lou Reed hace dos veranos. Pero, aún así, estoy emocionada y la verdad es que hasta nerviosa. Llevo todo el día sin parar de canturrear "well I'm not dumb, but I can't understand why she walked like a woman and talked like a man". Creo que estoy esperando una desgracia de última hora, pero esa es mi parte autodestructiva y es mejor no prestarle atención.

Leí aquí, en los blogs de Pop Madrid, donde por cierto me compré esta pequeña maravilla el verano pasado, que el concierto de Madrid estuvo muy bien, así que eso me da pie a pensar que el de hoy también puede estar bien. Espero no equivocarme. Mañana les cuento.

Y ya sé que me he soltado un rollo de mucho cuidado, pero es la mala influencia del libro de Chuck Klosterman que me estoy leyendo. Ya sé que él cuenta cosas muy interesantes sobre las estrellas del rock, cosas medianamente interesantes sobre su vida y cosas interesantes a ratos sobre lo que piensa del mundo, y que yo sólo cuento cosas nada interesantes sobre mi vida escuchando música, pero en el fondo todo es lo mismo: son sólo historias.

La foto de este single es el cartel que han elegido aquí para el concierto.

FIB MIX Vol. 1

Esta semana decidí que me apetecía hacer varios recopilatorios este año de los grupos que van al Benicàssim (hay que ver lo que me cuesta escribir esta palabra, cada vez que tengo que ponerla me paso media hora pensando dónde va la tilde). El año pasado compramos una revista, Go Mag, sólo porque traía un disco con los grupos del festival, y ese disco nos acompañó durante buena parte del viaje en coche hasta allí. Esta vez me he puesto a hacer los recopilatorios yo, aunque no sé todavía si los pasaré a CD, pero bueno, por lo pronto los dejo aquí preparaditos en mp3.

El cartel del FIB, por ahora, es éste:



Para el primer mix decidí centrarme sólo en los cabezas de cartel, y hay una o varias canciones de todos ellos en el recopilatorio. Bueno, no de todos. Reconozco que Morrissey en solitario se me atraganta muchísimo, a pesar de que los Smiths son uno de los grupos que más me gustan. No sé qué tal será en concierto, pero no he conseguido ninguna canción suya que me satisfaciera como para meterla en el mix, así que puse una de los Smiths y me quedé de lo más feliz.

De otros grupos, como Depeche Mode y los Strokes, las canciones que incluyo no son del último disco, sino de otros anteriores, a pesar de que mi idea inicial no era ésa. En fin, que es muy difícil hacer un recopilatorio como a una le gustaría cuando el número de canciones que tienes para incluir está limitado. Y si no, que le pregunten a Nick Hornby o a Thurston Moore.

Aquí tienen el FIB Heads Mix.

01. Madness - You keep me hanging on
02. Scissor Sisters - Laura
03. Depeche Mode - Personal Jesus
04. Franz Ferdinand - Jacqueline
05. Placebo - Nancy boy
06. Pixies - Is she weird
07. The Strokes - Last nite
08. Placebo - Meds
09. The Smiths - Bigmouth strikes again
10. Echo & the Bunnymen - The killing moon
11. Madness - Our house
12. Echo & the Bunnymen - Stormy weather
13. Franz Ferdinand - Eleanor put your boots on
14. Pixies - Here comes your man
15. Depeche Mode - Condemnation

6.6.06

besugos

Conversación de besugos del lunes por la noche delante de una piña de millo asada con mantequilla y sal:

Jenaro: Seguro que mañana muere alguien y se monta un buen pitote.

Pequeña pausa.

Ana: Sí, seguro.
Jenaro: Que hay mucho colgado por ahí suelto.
Ana: Claro, claro.

Pequeña pausa.

Jenaro: Vamos a ver, ¿tú de qué crees que estoy hablando?
Ana: De Mujeres desesperadas, claro. Del capítulo de mañana.

Pequeña pausa. Jenaro me mira.

Jenaro: Estás fatal. Yo me refiero a que mañana es el 6/6/6.

Pequeña pausa. Ana baja de las nubes.

Ana: ¿Ah, sí? Es verdad. No me había dado cuenta. Qué guay, es el día de la bestia.
Jenaro: Estás colgada.
Ana: Qué divertido.

Feliz día de la bestia a todos. Sólo hay uno cada siglo.

1.6.06

à bout de souffle

Los habíamos comprado la semana pasada. Hoy sentimos a la mala suerte respirarnos en la nuca. Pero cada vez más lejos: por una vez, fuimos más rápidos.

Hoy inauguro mi nuevo fondo de escritorio. Benicàssim, allá vamos.