28.8.08

dilemas morales

Cuando Bertrand Cantat asesinó a Marie Trintignant, en el año 2003, yo aún no había escuchado ningún disco de su grupo, Noir Désir. Al cabo de un tiempo, escuché Tostaky y me gustó hasta casi la obsesión, así que el siguiente paso lógico hubiera sido hablar de él en Los Latidos. Pero no lo hice y tampoco sé si lo haré algún día.

El problema es que hablar de Noir Désir después del homicidio (voluntario, involuntario o lo que ustedes quieran, pero una paliza brutal lo miren como lo miren) entraba en conflicto con mi conciencia. No en un conflicto claro, de los que permiten tomar una decisión aunque sea drástica, sino un conflicto peliagudo, de los que se quedan enquistados en la mente de uno durante años y años sin que se llegue a ninguna conclusión satisfactoria. Por una parte, tengo claro que no voy a dejar de escuchar al grupo. Por otra, no me encuentro cómoda hablando de ellos, aunque los demás integrantes no tengan la culpa de lo que hizo Bertrand.

Un tema de conversación recurrente entre los amantes de la lectura es precisamente cómo enfrentarse a la obra de un autor que nos resulta apasionante como escritor, pero repugnante como persona. El caso paradigmático en España es Cela, de quien todos sabemos que fue lo que vulgarmente se conoce como un tremendo hijo de puta, pero que escribió algunos libros magníficos que sería una pena no leer. Creo que cada vez que este tema se ha hablado en los entornos literarios en los que participo se ha llegado a la conclusión de que es necesario separar obrador y obra para poder disfrutar de la lectura. Lo cual no significa dejar las convicciones políticas o morales a un lado; a no ser que en la propia lectura que se está acometiendo se encuentren afirmaciones que atenten contra ellas.

Lo cual nos lleva a una nueva vuelta de tuerca en este dilema. ¿Qué sucede cuando esas convicciones que nos resultan deplorables se manifiestan abiertamente en la obra de un músico o un literato? ¿Sigue siendo posible escuchar esas canciones o leer esos libros sin que la conciencia se nos resquebraje?

Estas preguntas se me han vuelto a plantear ahora por lo siguiente. Entre las muchas canciones que me suelo bajar para escuchar a grupos nuevos, el otro día me gustó mucho Back it up, de Beenie Man, a quien yo no conocía. Como es mi costumbre cuando una canción me llama la atención, me dirigí a la Wikipedia y empecé a leer sobre el cantante. Me encontré con la polémica sobre las letras homófobas de algunas de sus canciones y con los problemas que había tenido su actuación en Barcelona el año pasado. Luego estuve leyendo toda la discusión sobre Jamaica, el dancehall, la homofobia y el machismo que hay en la página inglesa de la Wikipedia, y estuve durante muchos días pensando si incluir la canción en el último mix de Los Latidos o no. Al final no lo hice, pero el problema es que todavía no sé si eso era lo correcto.

No sé si alguien en este país se planteó hace unos años lo que hacía cuando cantaba a voz en grito aquella canción de Molotov que tenía una letra tan agradable, Puto. Supongo que se podía argüir que no se conocía el significado que dicha palabra tenía en México, pero la frase "matarile al maricón" era cuanto menos para planteárselo. ¿Había que tomar lo que decía la canción de forma literal o se trataba de juegos de palabras con significados que aquí no podíamos entender? No tengo la respuesta para eso.

Tampoco tengo la respuesta a si se debe rechazar un determinado tipo de música o unas determinadas canciones sin tener en cuenta el entorno donde se producen. Es fácil juzgar a los demás desde este país, instalados en una sociedad cada día más morbosa, hipócrita y pacata, con una doble moral similar a la yanqui, pero no es tan fácil ponerse en el lugar de otros. Quince años de telebasura nos han envilecido de tal manera que resulta difícil mantener las convicciones políticas y morales, e incluso distinguirlas de todo lo que nos rodea.

Más o menos sé que si la letra de una canción en concreto me parece deplorable, no voy a incluirla en un mix. Pero no sé qué tratamiento dar al resto de las canciones de ese mismo artista o grupo.

¿No es una forma de censura el filtrar todas las manifestaciones artísticas que nos llegan dependiendo de la carga política que se derive de ellas? ¿Quiero yo convertirme en ese tipo de censor? Al mismo tiempo, ¿no es un comportamiento déspota y estúpido el considerar que todo lo que se aleje de mis convicciones políticas es erróneo?

Pero, por otra parte, si yo tengo mis convicciones bien establecidas es porque creo que son las correctas, o quizá también porque, sencillamente, no soy capaz de tener otras. En cualquier caso, si me parecieran erróneas, intentaría cambiarlas. Y entonces, ¿no resulta una renuncia a ellas y, por tanto, a mí misma, el tolerar manifestaciones que ideológicamente me repugnan?

Como ven, tengo muchas preguntas y muy pocas respuestas. Y lo peor es que no sé si llegaré a tenerlas algún día.

PD. Existe, por supuesto, otro problema. Soy consciente de que muchas veces no presto atención a la letra de las canciones que escucho, además de que en muchas otras ocasiones simplemente no las entiendo. ¿Me exime eso de preocuparme por su contenido ideológico? Está claro que no puedo buscar información sobre todas las canciones que escucho, pero aún así esta cuestión me resulta incómoda.

26.8.08

discos: where you go i go too

God running a marathon.

Ayer leí esta entrada de Nerd Litter y supongo que era inevitable que me llamara la atención. Pocos minutos después me encontré con la crítica de Pitchfork y la inclusión de este disco en el apartado de Best new music.

Lo de Pitchfork no era una garantía de que me fuera a gustar, porque sus opiniones y las mías nunca tienen nada que ver. Ni me gusta la mayoría de lo que les gusta a ellos ni al contrario. Es como si fueran dos mundos aislados y el hecho de que coincidamos o no en nuestras apreciaciones es algo completamente aleatorio.

Sin embargo, el otro blog lo leo todos los días y suelo encontrar cosas que me parecen interesantes. Así que busqué el disco y me dispuse a escucharlo. Primero vi que tenía sólo tres canciones y lo que duraban y me dieron los siete males. Es más o menos la antítesis de lo que suelo escuchar. Pero aún así me lo puse, y me gustó tanto que desde ayer no oigo otra cosa.

Es como si la música te llevara de paseo y te fuera contando cosas durante todo el viaje, hasta que llegas a un destino que no conocías de antemano y te das cuenta de que quizá no hayas estado allí antes, pero lo habías soñado.

No sé explicarlo mejor.

25.8.08

mix: 2008 #15

01 Fujiya & Miyagi - Knickerbocker
02 Ace Frehley - New York Groove
03 La Caution - Pilotes Automatiques
04 Ragga Twins - Illegal Gunshot
05 Disiz La Peste - Système D
06 Dennis Edwards - I Didn't Have To But I Did
07 The Lambrettas - Poison Ivy
08 The Old 97s - Dance With Me
09 Blitzen Trapper - Crazy On You
10 Morphine - Super Sex
11 Diabologum - Les garçons ont toujours raison
12 Poni Hoax - Images of Sigrid
13 Joy Division - Atmosphere

Alguna forma hay que encontrar para volver a escribir. Parece mentira, con la de cosas que tengo acumuladas en algún rincón de mi cabeza para poner en Los Latidos, y con sólo llevar tres o cuatro días sin escribir nada, ya me cuesta trabajo volver. Me siento como si estuviera oxidada, como si no supiera retomar alguna conversación de la que hubiera perdido el hilo. Así que he decidido terminar un mix que tenía a medio y que no me satisfacía del todo y subirlo. Sigo bastante insatisfecha con él, pero en estos momentos más que una recopilación de canciones es el asidero que necesito para volver a hablar de cosas banales.

El enlace es de MediaFire porque Sharebee me la ha vuelto a hacer y me estoy planteando seriamente no volver a usarlo más, que siempre estamos en las mismas. Eso significa que no me da el enlace una vez que la subida del archivo ha terminado, y después de casi dos horas esperando me encuentro con que no tengo nada, excepto un cabreo considerable.

Uno de los motivos de haber tardado tanto en subir el mix es un cierto hastío que estoy experimentando con las novedades que escucho últimamente. Supongo que es la resaca que llega después de un principio de año bastante bueno, y que se ha adelantado un poco a la estación que le es más propia, el otoño. De todas formas, el hastío me lo producen únicamente las canciones que son más adecuadas para los mixes, es decir, más o menos cortas y radiables con facilidad. En ese terreno las novedades me están pareciendo bastante grises, aunque tengo algunos discos por escuchar todavía. Quizá por eso incluyo cosas como la canción de Poni Hoax, que me gusta mucho pero dura 5'15'', algo excesivo para lo que suelo incluir. También por eso lo he rellenado con canciones de mi propia colección sentimental, como Atmosphere o Super Sex.

Y ahora llegamos a la madre del cordero. Una de las razones por las que he tardado tanto en subir el mix es también la canción de Diabologum. Un grupo del que nunca escuché un disco completo, a pesar de las múltiples reseñas elogiosas que sobre ellos leí en su día. En 1994 y viviendo en Las Palmas era imposible escuchar completos todos los discos de los que oía alguna canción en la radio, y ninguna de las de Diabologum me llamó tanto la atención como para comprar sus discos.

El caso es que esta canción estaba incluida en una entrada reciente de Pardon My Freedom. Yo la bajé sin recordarla y en cuanto empezó a sonar se me pusieron los pelos como escarpias. No sé cuándo la escuché por primera vez, ni cuándo por última, ni cómo llegué a olvidarme de ella, pero en algún momento todo eso pasó. La canción es preciosa y a mí me pone muy triste sin saber por qué. Y por más vueltas que le daba estos días al asunto, no conseguía encontrar canciones para poner junto a ella en el mix, porque ninguna me parecía estar a su altura. Y, al mismo tiempo, no quería terminar poniéndome melodramática, así que al final decidí dejar de pensar tanto y rebajar el listón de mi exigencia.

El mix está en la imagen. El resto de cosas de las que quería hablar, en próximas entradas.

21.8.08

La foto es de Rakaa

Resulta difícil hacer cualquier cosa en un día como hoy. Recibimos llamadas, nos preocupamos por unos y por otros, hacemos memoria por si nos falta alguien por ubicar. Encontramos nombres que no queríamos leer en la lista de pasajeros. Oímos noticias que nos ponen los pelos de punta y tenemos que contener como podemos las ganas de llorar. Esto es terrible de verdad.

Una de mis compañeras del instituto viajaba en el avión. Desde anoche sólo pienso en aquella canción que le gustaba tanto que la grabó por las dos caras de una cinta de 60, una vez tras otra, para no tener que rebobinar y poder escucharla sin parar. Algún día conseguiré acordarme de qué canción era.

Hoy no voy a encender la tele. Ya tuve bastante con lo de ayer. Si la decencia pudiera comprarse, encargaría unos cuantos kilos para repartir entre todas las cadenas.

20.8.08

aeropuerto

Mis abuelas siempre me llamaban cuando se enteraban de cualquier cosa que había pasado en Madrid. Muchas veces también por sucesos de otras ciudades peninsulares, incluso alejadas muchos kilómetros. Todo lo que les sonaba a peligro que pudiera pasar cerca de donde vivía su nieta las hacía alarmarse de inmediato.

Hoy las llamadas nos han llegado desde la Península, donde nuestros amigos se preocupaban por si acaso estábamos viniendo de algún sitio desde Madrid. Nosotros estamos bien, en Las Palmas, pero sobrecogidos y muy tristes por la noticia del accidente.

En la tele siguen diciendo que hay alrededor de 40 muertos, pero la página web de El Mundo habla ya de 140. Me gustaría creer que van a ser pocos, pero después de oír cómo ha sido el accidente, no tengo muchas esperanzas.

Hago recuento de todos mis amigos desde hace un rato, intentando acordarme de si todos están aquí. Creo que sí.

Preferiría seguir aburrida. Días como éste no deberían existir.

breves: el tedio en agosto

Procrastrinar, esa famosa palabra, es lo que define mi mes de agosto. Y sin embargo, aunque hay unas cuantas cosas de las que me gustaría escribir, no tengo tiempo para hacerlo. Qué paradoja más estúpida.

Y mientras tanto estoy tan aburrida que hasta he pensado en hacerme un twitter. Uf uf uf y más uf.

Volveré a asomarme por aquí en cuanto pueda, prométolo.

18.8.08

política: usted no sabe

1.- De entre todas las anécdotas protagonizadas por políticos canarios que se han convertido en vox populi, es probable la más comentada sea la que protagonizaron José Miguel Bravo de Laguna, su señora esposa y un pijama en Londres, años ha. Esta jugosa y jocosa historia se ha transmitido y contado hasta la saciedad en corrillos, reuniones más o menos formales y cualquier ocasión que lo permitiera, como chascarrillo hilarante que es. Dice la noticia de El País que he podido encontrar al respecto que el episodio transcurrió en Marks & Spencer; sin embargo, yo siempre la he escuchado con Harrod's como escenario, tal y como aparece en esta columna del ABC. En cualquier caso, lo que me interesa hoy de esta historia es la famosa frase que pronunció Bravo de Laguna en el momento de ser interpelado por los empleados de la tienda: "Usted no sabe quién soy yo", o quizá su variante: "Usted no sabe con quién está hablando".

2.- Hace unos años, cuando acababa de terminar la primera edición de Operación Triunfo, leí en el Fotogramas una historia de patente similitud con la anterior y que en su día me pareció muy significativa de los niveles de estulticia a los que los warholianos 15 minutos de fama nos están llevando en este país. La anécdota cuenta que una de las concursantes, que duró en el programa la meteórica cifra de dos semanas, se acercó a un vídeo-club y solicitó una película. Al responderle los dependientes que no la tenían, la chica respondió en el acto: "¿Cómo que no la tienen? ¿Es que no saben que soy Mireia de Operación Triunfo?".

3.- Si ahora enlazo esta otra noticia, ustedes mismos se imaginarán lo que mi mente perturbada pensó al leer las dos últimas frases. Por suerte he aprendido a carcajearme por dentro sin que se note por fuera, cual anuncio de yogur con bífidus.

14.8.08

www: amazon responde

Ayer por la mañana fui a Correos a buscar el primer paquetito de Amazon UK que me va a llegar estos días (me dividieron el pedido en dos, y el aviso del otro paquete, Murphy mediante, llegó justo cuando acababa de recoger el primero). Eran cuatro CDs, de los cuáles sólo el de Flying Lotus tiene el envase de cartón (por cierto que es chulísimo).

Cuando abrí el paquete me encontré con que la caja del disco de The Bug tenía dos rajas, no demasiado grandes, pero bastante visibles. Y no sé si es porque llevo una semana muy irascible y exigente con el mundo, pero el caso es que llegué a mi casa, encendí el ordenador y les mandé un correo quejándome. Les dije que no iba a devolver el disco sólo por eso, pero que sí quería quejarme por el embalaje, que podía ser bastante mejor ya que lo cobraban. Y que me había gastado mi dinero en un disco nuevo para que me llegara como nuevo y no así.

Vamos, que me desahogué.

Por la noche recibí un correo de Amazon en el que se deshacían en excusas y me ofrecían una compensación de £1.77 por las molestias. Y cuando digo que se deshacían en excusas es literal, en mi vida había leído un correo en el que me pidieran perdón tantas veces ni de forma tan educada. Desde luego a una se le quitaban del golpe el disgusto y las ganas de matar a alguien.

Además, me pedían que les contestara si estaba conforme con todo lo que me proponían, y por otro lado, que pinchara en un enlace para aceptar la respuesta recibida o rechazarla. Les contesté, acepté la respuesta, y esta mañana me he encontrado con otro correo confirmando lo hablado y explicándome cuándo me llegaría la compensación por lo daños, firmado por otro chico, y escrito en los mismos términos de absoluta amabilidad que el anterior. Ahora mismo, mientras escribo estas líneas, me ha llegado otro correo en el que me avisan de que ya me han ingresado el dinero.

Sé que se juegan sus clientes y su prestigio ante cualquier queja o incomodidad que tenga uno y que por eso son tan amables y tratan de compensarte enseguida, pero ¿en cuántas tiendas, físicas u online, se recibe una atención como ésta? Ojalá esto fuera la norma y no una excepción de las que te puede reconciliar con el mundo. Da gusto encontrar a gente tan eficiente y profesional.

Que viva Amazon.

12.8.08

agenda: novedades pinchísticas

En primer lugar, este jueves estaré pinchando en el ROOMing, para empezar el puente con buen pie.

En segundo lugar, y mucho más importante, el viernes 12 de septiembre voy a pinchar por primera vez en la Sala Paraninfo. Es un local de los que yo considero "grandes": tiene dos ambientes, hay conciertos cada noche y en la planta de arriba (donde pincharé) se da cabida a todo tipo de música. Además, llevan ya tiempo programando las llamadas Noches Temáticas, en la que los djs visitantes tienen la oportunidad de pinchar todo lo que no pueden poner en sus locales habituales. Adivinen quién está deseando poner música para bailar.

Estoy muy contenta y también bastante nerviosa. Tengo la sensación de que el público de la sala es bastante exigente con la música. Para empezar, suele ser gente bastante más joven que el público del ROOMing y que no sólo van a tomarse una copa y hablar, sino también a bailar. Queda justo un mes y ya sé que lo voy a pasar haciendo recuento mentalmente de si tengo todo lo que quiero llevar. Todas las sugerencias serán bienvenidas, por supuesto.

Y por último, pero muy importante también, el viernes 24 de octubre tenemos un programa de excepción en el pub La Calle. The Birkins tocarán con toda la banda al completo, de lo que sus fans nos quedamos con muchas ganas tras el concierto del ROOMing de hace unos meses, que tuvo formación reducida por culpa de las dimensiones del local.

Después de su concierto, que estoy segura de que va a ser fantástico, la selección musical estará a cargo de Solo, que ya dejó el listón muy alto el día del concierto mencionado. Yo estaré también por allí y creo que pincharé un rato, aunque el peso de la sesión correrá a cargo de Jenaro.

Eso es todo en cuanto a la agenda musical de Las Palmas, al menos por ahora. Y me temo que lo que me falta por decir es que ando bastante agobiada por multitud de razones estos días y no creo que pueda sacar mucho tiempo para Los Latidos, así que mis entradas serán probablemente más cortitas de lo que me gustaría. Prefiero decir eso a "más esporádicas", que es el otro riesgo que corro estos días, pero no puedo asegurar que eso no vaya a suceder también. En fin, todas las rachas pasan.

PD. El dibujo de Keith Haring que ilustra la entrada.
PD2. Ésta es la entrada nº 500 de Los Latidos. No estoy muy segura de si algo así se debe conmemorar, pero dicho queda.

8.8.08

www: más sobre rap francés

Esta entrada que me he encontrado hoy en mi Google Reader corrobora las impresiones sobre el rap en Francia que les contaba el otro día. En realidad no dice nada nuevo, pero al menos me sirve para comprobar que no estaba errada.

Supongo que in situ es como mejor se puede valorar la música de una ciudad, al fin y al cabo.

7.8.08

breves: capuchas y playeras

Al hilo de los últimos comentarios en esta entrada, les diré que la verdadera y principal diferencia entre el Primavera Sound y el Sónar es la concentración por metro cuadrado de las playeras.

Esto es el Primavera:
Y esto es el Sónar:
Y las capuchas están en todos.

variedad de jueves

La semana pasada sabía que tendría un paquetito esperándome en casa para que no se me hiciera tan dura la vuelta de las vacaciones: los dos discos nuevos de Birra y Perdiz, que desde entonces no se han alejado del equipo de música. Lo que no sabía es que un par de días más tarde iba a recibir otra ayudita para sobrellevar la vuelta: el número 28 de la revista de Ladinamo, que ya está en la calle.

Todo el número vale mucho la pena y los artículos, además de interesantes, son muy amenos. Robert Fisk, una de esas personas valientes y lúcidas que quedan en el mundo, habla de la manipulación del lenguaje por parte de los medios para ocultar y deformar la realidad. Ésa es otra de mis recurrentes obsesiones. Por esas casualidades que suceden a menudo, leo la entrevista el día antes que esta entrada en el blog Nerd litter, la segunda parte de las que estaba publicando sobre Steinski, y ambas cosas parecen complementarse a la perfección.

Lo cual me lleva a Steinski, que es una de las cosas que más escucho estos días. Aprovechando el CD retrospectivo que acaba de publicar IllegalArt, un montón de blogs han recuperado y colgado las Lessons que hizo con Double Dee. Por ejemplo, aquí. O aquí. Y yo me dedico a escucharlas una y otra vez.

Y, saltando de una cosa a otra, por fin me he puesto con los mixes de la historia del hip hop que descargué hace unos meses de The Rub Radio. Por ahora prometen.

Ayer me dijo una amiga que el examen teórico del carnet de conducir va a cambiar en septiembre, y que me dé prisa en sacármelo porque a partir de ahora cada pregunta podrá tener más de una respuesta verdadera. Así que voy a tener que espabilar un poco con la lectura del libro, que llevo menos de la mitad, e ir a clase y esas cosas. Como soy una atrevida ayer me puse a hacer tests en la web de la DGT, cosa que no considero recomendable sin haber leído el libro entero, pero en fin. En el primero fallé 17, en el segundo bajé a 9. Creo que no voy a volver a intentarlo hasta haber avanzado un poco más con la teoría pura y dura.

Lo malo es que tantos años estudiando han conseguido freírme las neuronas. Cualquier cosa que tenga que memorizar ahora por obligación y no por gusto me resulta una auténtica tortura.

Anoche, por cierto, fue el concierto de Rubén Blades en Gran Canaria y yo no pude ir, por varias razones (sobre todo porque era en la otra punta de la isla y era un miércoles y esas cosas). Me consolaré con el de Juan Luis Guerra, al que espero poder ir. Y con ese pedido que al fin conseguí hacer a Amazon y ya está en camino. Estos ingleses son increíblemente rápidos.

En el apartado de bizarrismos varios, leo en el Fotogramas sobre esta carta que los de PETA le han mandado a Sharon Stone y en jenesaispop sobre el vídeo en el que Paris Hilton se propone como candidata a presidente de EEUU en respuesta a unos comentarios de McCain. Y me doy cuenta de que he perdido la capacidad para reírme de las cosas que son en teoría graciosas, porque no entiendo qué demonios hace McCain hablando de Paris Hilton y al final acaba pareciéndome ella más inteligente que "ese señor canoso". Y no sé si soy yo o es el mundo, pero últimamente todo me parece estar vuelto del revés.

6.8.08

breves: y se acabó el misterio burial

Él mismo ha contado quién es en su MySpace, y a estas horas me imagino que todo el mundo estará haciéndose eco de la noticia.

Pues muy bien. La verdad es que a mí me daba igual quién fuera, aunque en el fondo creo que casi prefería no conocer su rostro ni su nombre. Sólo espero que ahora no agoten al personaje con miles y miles de entrevistas y fotos y toda la maquinaria del marketing en su esplendor destructivo.

(vía Pitchfork)

Actualización: ojo al comentario de Víctor Lenore en La increíble verdad.

5.8.08

à la recherche de la musique perdue

Entre 1993 y 1995 pasé un mes al año en Londres. Iba cada verano a aprender inglés y me quedaba en Watford, en casa de una familia encantadora que me acogía como si fuera una hija más. Cuando escucho a M.I.A. siempre recuerdo aquellos días, el barrio y a los hijos de inmigrantes hindúes y paquistaníes que formaban pandillas en el parque por las tardes. No sé por qué mi memoria asocia unas cosas y otras. Había muy poca mezcla entre ellos y los chicos anglosajones. Supongo que irían a los mismos colegios, pero en su tiempo libre cada uno se situaba en un rincón distinto de aquellas calles.

El brit-pop estaba en plena efervescencia durante esos años. La explosión del movimiento coincidió con mi propia efervescencia interior, mi adolescencia, y vivirlo allí, en directo, aunque sólo fuera durante unos días al año, supuso un vuelco en mi concepción de la música, o más bien en mi actitud hacia ella, y marcó muchos acontecimientos posteriores de mi vida. Desde entonces, cuando visito una gran ciudad trato de tomarle el pulso musical, intento averiguar qué se está cociendo, cómo y dónde. Sin embargo, con viajes de pocos días, que son los que puedo permitirme ahora, a veces resulta difícil llegar siquiera a vislumbrarlo. Por eso, y porque llevo varios días dándole muchas vueltas a determinadas cuestiones, esta entrada tendrá muchas más preguntas que respuestas.

Soy consciente de que, por mucho internet y demás medios que existan, es imposible hacerse una idea de lo que realmente se está moviendo en una ciudad si uno no vive en ella. Incluso en la propia ciudad en la que uno vive se puede tener la sensación durante la mayor parte del tiempo de que lo importante está pasando en otro lado. Da igual dónde esté uno, las cosas siempre pasan en un sitio que no es ése. De hecho, incluso sobre aquellos años con los que he empezado esta entrada, muchas veces me pregunto qué había aparte de brit-pop. No qué llegaba a Inglaterra desde otros sitios, sino allí mismo, ¿qué más se hacía? Sé que puedo meterme en allmusic.com, por ejemplo, y tratar de investigarlo, pero no me interesan las respuestas a las preguntas que hoy planteo, sino por qué son esas mis preguntas, es decir, por qué tengo cierta percepción de las cosas y no otra.

Además de las limitaciones derivadas de no vivir en la ciudad sobre la que uno está investigando, hay otra limitación obvia y es la que impone el propio gusto de cada persona. Es probable que hoy en día se estén haciendo un montón de cosas en Londres que a mí no me interesan y por eso no les presto ni las más mínima atención. Si en alguna ciudad europea se estuviera desarrollando un nuevo tipo de new age, o rock progresivo, o heavy metal, o cualquier otro tipo de música de los que no suelo oír, yo ni me enteraría, por mucho que se llegara a considerar como un verdadero hito musical. Tengamos eso presente, pues.

La cuestión es que durante el viaje a París intenté averiguar qué es lo que se estaba moviendo en la ciudad, o al menos, sabiendo que era imposible conseguir algo así, aprehender parte de lo que allí se está ofreciendo en cuanto a música. Mi idea previa, obtenida de la lectura de blogs y más blogs, era que en París se escuchaba sobre todo música electrónica (mucho rollo electro indie de ése que llena hoy día las páginas web y las pistas de baile cool de las ciudades) y también indie-rock importado, en parte del Reino Unido (más animado) y en parte de Estados Unidos (más neo-folk y americana). La producción propia parecía estar a medio camino entre las dos cosas, aunque si en algo llevan años destacando los franceses es en el terreno de la electrónica hedonista y bailable.

Y sin embargo, yo estaba convencida de que tenía que haber algo más. Una de las principales razones para ello es que tanto la electrónica francesa como el indie-rock son, a grandes rasgos y con excepciones, movimientos musicales hechos por blancos y para blancos. (Por cierto que hubo un interesante debate sobre ese tema hace algo más de un año en el antigo blog de La increíble verdad). Lo mismo sucedía con el brit-pop. Sé que no debería afirmar esto guiándome sólo por mi memoria, pero el único grupo que recuerdo que se salía de esa norma era Echobelly, cuya cantante, Sonya Aurora Madan, había nacido en la India. Una de las canciones de Echobelly, Call me names, hablaba de hecho sobre las dificultades que el color de su piel le suponía para la integración en la sociedad inglesa.

Mi preocupación era saber qué pasaba con los hijos y nietos de inmigrantes en París, qué tipo de música estaban haciendo ellos, qué tipo de música les interesaba. Sé que en Londres existe toda una serie de movimientos como el grime y el dubstep cuyos impulsores son músicos tanto negros como blancos, y precisamente ésa es una de las cosas que me resultan llamativas: al contrario de lo que pasa con el indie, en este caso se trata de música de raíces negras que sin embargo atrae a músicos blancos. ¿Y en París? Los que leyeron mi serie sobre Zebda de hace un tiempo sabrán que la integración de los inmigrantes de primera, segunda o tercera generación en los países de acogida y las reacciones de las sociedades de recepción son temas que me interesan y me obsesionan un poco, por lo que mis principales dudas se referían a ellos.

Por otra parte, me interesaba también saber cómo se expresan en París las relaciones entre los habitantes y su ciudad, esa inmensidad de edificios, gente, coches y movimiento. Cada ciudad, sea grande o pequeña, se impone a los ciudadanos de distinta manera, dependiendo de su fisonomía, su historia, su vida política, y ellos corresponden a su vez interactuando con la urbe de una forma u otra. En Londres, si nos dejamos guiar por los bajos contundentes, los efectos cortos, estridentes y repetitivos, y las voces, enérgicas o fantasmales, del dubstep, obtenemos un puzzle sonoro que habla de soledad, tensión, oscuridad y bruma. La visión hedonista y despreocupada de París que ofrece la electrónica no se corresponde con la idea que tengo sobre una ciudad de ese tamaño y población. Y por mucho que el carácter francés y el inglés sean distintos, la historia reciente de la ciudad demuestra que en ella existen problemas estructurales graves que tienen que estar mostrándose en la producción musical de alguna forma, en algún sitio.

Las visitas a las tiendas de música no me ayudaron mucho a despejar mis dudas. Además de las grandes tiendas como la Fnac (las dos sucursales que visitamos, por cierto, eran bastante más pequeñas que la de Callao en Madrid y estaban más viejas y peor iluminadas que las del Triangle y de Plaza de España en Barcelona) y Virgin Megastore, sólo conseguimos ver tiendas de segunda mano. La única tienda pequeña a la que nos encaminamos por indicación de la guía de Lonely Planet había cerrado. En las grandes, por cierto, tenían un pequeño cacao en cuanto a la distribución por estanterías de los discos que estuve buscando. Zebda está en Variedad francesa. Expérience en Rock francés. Roísín Murphy se considera Electro, igual que Flying Lotus. Burial lo colocan en Trip-hop. Y nada más entrar quedaba claro lo que se lleva para el gran público: tecktonik. Curiosamente, pudimos escuchar cosas tan parecidas a lo que se oía en España a principios de los 90 como versiones chunda-chunda del Summer of 69. Así que el tecktonik no parece que sea una gran evolución en la electrónica, más bien el mismo perro con otro collar, o con otra campaña de marketing.

La única indicación de que existía algo distinto era la estantería de rap francés. Muy grande y surtida, comparada con el espacio de que disponían otros tipos de música, las portadas de los discos parecían clónicos de las que se encontraban en la estantería de al lado, dedicada al rap estadounidense. Mismo diseño, mismos colores. Esto se repetía en la Virgin y la Fnac.

Sé que una gran tienda de música no es el mejor indicativo de lo que se está moviendo en una ciudad. Pero el domingo por la mañana nos fuimos a dar un paseo por el mercado de la Porte de Glignacourt y yo suponía que aquello me daría más ideas. Tampoco es que un mercadillo sea la panacea para encontrar el tipo de música que escuchan los jóvenes, pero al menos sería un indicativo más. Y lo que encontramos fue una sucesión interminable de puestos y tiendas de ropa deportiva. Adidas se ha convertido en la estrella del baile. No hay chaval que no lleve una chaqueta de Adidas clásica, con sus listas en las mangas y su logotipo en un lado. Algunas eran más discretas y otras más llamativas, pero todas tienen la misma forma. Además de las chaquetas, camisetas gigantes de rapero, muchas de equipos de la NBA o similares, y muchas con consignas sobre movimientos de liberación africanos. También otras sobre los banlieues, con la indicación del número de barrio, en muchas bajo la palabra banlieue y en otras bajo la palabra ghetto. Otra estrella: el ghetto blaster, convertido en protagonista de muchas de las camisetas. El eslogan más repetido era "I love my ghetto blaster". Tuvimos incluso una charla con los chicos de una tienda sobre las zapatillas que se llevan en España y en Francia. Y aprendimos que allí también habían llegado las Victoria, aunque lo que más había eran Adidas, Nike, Vans, Converse, Kawasaki y una marca de la que nunca habíamos oído hablar y que no soy capaz de recordar.

En cuanto a la música, lo que sonaba en todos los puestos (y la mayor parte de lo que se vendía) era rap, como se preveía en las megatiendas. Con raíces africanas, especialmente del norte de África, y algo de reggae. Y con mucha influencia estadounidense, pero asimilada y reconvertida. Había un puesto en el que sonaban vinilos increíbles de los 50 y los 60. Es verdad que un mercadillo es muchas veces poco más que un reclamo para turistas y que todo lo que uno ve en ellos debe ser tomado con pinzas, pero no parecía ser así en este caso. Al contrario, comparado con el tamaño que tiene (se supone que es el más grande de Europa) y la cantidad de gente que había, los pocos turistas que deámbulabamos por allí éramos poco menos que insignificantes. Además, hay que tener en cuenta que la mayoría no estaban recorriendo los puestos de música y camisetas, sino los de bolsos de imitación.

Si de verdad es el rap la alternativa musical, mi sensación es que se trata de una manera de encauzar la rabia. Supongo que es el sentimiento que una ciudad como París debe provocar en todos aquellos que no están inmersos en la vorágine empresarial y consumista. Sí, claro, es una ciudad preciosa para ir como turista. Pasear por las calles del centro durante una semana, tan limpias, tan bonitas, tan llenas de monumentos, boutiques y terracitas, es todo un placer. Pero, ¿y el resto? ¿Qué pasa con esas calles que no son tan bonitas? ¿Con los millones de personas que viven en barrios menos agradables y que no tienen las mismas oportunidades para subir pisos de la pirámide capitalista? Supongo que es lógico que el rap y sus derivados sean la forma de expresarlo. No tan festivo como lo que hacía Zebda, no tan comercial ni light como el último disco de MC Solaar, pero con ingredientes parecidos. Al fin y al cabo, si las raíces de los descendientes de inmigrantes no están presentes en la música que escuchan, no estarán en ningún sitio. Y si escucharan otras cosas, quizá significaría que no existen problemas de integración. Y estaríamos hablando de una utopía.

PD. Yo misma sucumbí a Adidas y arrasé con la serie Respect me... rebajada de la temporada pasada. Sí, de vez en cuando me dan ataques consumistas a mí también. Seamos realistas.

4.8.08

personal: tanto, tanto, tanto, tanto ruido

Este fin de semana pasé unas cuantas horas ordenando archivos de mp3, entre el sábado por la tarde y el domingo por la noche. Acabé agotada y con dolor de cabeza. Quizá lo segundo no fuera una consecuencia directa de tantas horas pegada a la pantalla, pero sólo el cansancio fue suficiente como para hacer que me replanteara unas cuantas cosas.

Ya había decidido, el día que me pasé de Bloglines a Google Reader, eliminar todas las entradas de blog que tenía marcadas con discos para descargar. Hice borrón y cuenta nueva, y decidí no seguir marcando entradas que fueran sólo de descarga. Si un disco me interesa lo suficiente como para descargarlo sobre la marcha - y en ese caso será porque ya lo estaba esperando - lo hago; si no, me olvido.

Hoy decidí ir un poco más allá. Estuve pensando en mis discos, en los que ya tenía y en los que sigo comprando, y en la cantidad de veces que los escuchaba antes y lo poco que los escucho ahora. No se trata sólo de que tenga una cantidad ingente de mp3 ocupando bytes y bytes de mis ordenadores y que nunca vaya a ser capaz de escuchar todas esas canciones. Se trata de que además tampoco escucho aquellas que me han interesado lo suficiente como para comprar el disco.

Supongo que todos nos acordamos de cuándo teníamos sólo diez o quince discos. ¿Cuántas veces llegamos a escuchar cada una de ellos? Yo, cientos. Mi paga de cada semana (cuando empecé a tenerla, claro) la invertía en medio disco. La otra mitad la conseguía pidiendo la de la semana siguiente por adelantado. Luego pasaba catorce días sin un duro, pero con un CD que llegaba nuevito al reproductor y acababa agotado de tanto como lo oía. Pasaba horas leyendo y releyendo las letras, acariciando las páginas de los libretos. Ahora, con mucha suerte, llego a sacarlas y echarles un vistazo fugaz. Y eso no me gusta. Los discos que he comprado en los últimos tres años los he escuchado, excepto casos muy concretos, tres veces como mucho. Y eso me gusta aún menos.

No voy a dejar de comprar discos, sólo voy a intentar escuchar más los que tengo. Ya soy muy selectiva comprando, y lo bueno de internet es que ahora, en la mayoría de los casos, ya los he oído antes, con lo que estoy más a salvo de las decepciones profundas. Lo que sí voy a hacer es restringir mis escuchas, o quizá debería decir mis descargas. Los métodos que había empleado hasta ahora para que el peso de las novedades no me desbordara no han sido suficientemente efectivos, así que supongo que ha llegado el momento de restringirlas aún más.

Hace muchos años, en una clase de inglés, mi profesor dijo que en el mundo había demasiados libros buenos que leer y que no tenemos tiempo para todos ellos, por lo que dejar a medio uno que no le estuviera gustando no le causaba ningún problema. A mí me pareció una idea excelente, sobre todo porque ya me había visto en la tesitura de soportar durante días una lectura que no me inspiraba más que tedio. Supongo que ha llegado el momento de aplicar una estrategia parecida con los discos, aunque en este caso de lo que se trata es de no iniciar la escucha.

A partir de ahora, sólo voy a escuchar: a) discos que ya tengo, b) discos que me recomiende alguien con un criterio que ya haya comprobado que me resulta válido y c) una ínfima cantidad de excepciones que siendo realista tengo que admitir que existirá. Va siendo hora de ir eliminando lo superfluo.

Por supuesto, este propósito de enmienda no surge de la nada. A las horas de pelea con los archivos se unen las reflexiones que me provocaron las palabras de Kiko Veneno en esta entrada que probertoj había compartido, las dudas sobre incluir o no un libro en un pedido que voy a hacer a Amazon y que me tiene hablando sola, y la indecisión acerca de una nueva sesión que quería hacer y que no sé si tiene sentido. Hay demasiada gente colgando mixes y remixes, demasiados grupos haciendo música, y quizá sean los mismos de siempre, pero ahora llegan a todas partes y el caudal de información empieza a antojárseme inmanejable. Y, a menos que encuentre una buena razón para ello, es probable que yo no deba contribuir generando aún más ruido.

1.8.08

www: una chorrada de viernes

Using your browser URL to estimate gender.

Lo que usa el programa es el historial del navegador. Y en mi caso, como yo ya sospechaba, el resultado es:
Likelihood of you being FEMALE is 13%
Likelihood of you being MALE is 87%

No sé si reírme o qué. La que parece haber sido más determinante es zShare, que según ellos tiene un ratio de 1.38 para los hombres. ¡¡!!

(vía vivere e morire a losanghe)

PD. Sí, haré entradas con un poco más de fundamento en cuanto tenga un ratito.