2.4.08

historias pequeñas

Una noche descubres que existe música distinta en la radio gracias a una canción del Give out but don’t give up de Primal Scream. Te las arreglas para hacerte con el disco y lo pones todos los días en tu casa, una y otra vez, sin parar. Te aprendes las letras de las canciones. Las escribes de memoria en la pizarra blanca que debía servir para estudiar. Al cabo de los años descubres que todo el mundo lo considera una mierda pinchada en un palo y que el bueno de verdad de Primal Scream es el Screamadelica.

Otro día te regalan el Protection de Massive Attack y te pasas las horas muertas escuchándolo en tu habitación. Buscas los vídeos en la tele y acabas escuchando también a Tricky y a Portishead. Seis o siete años después te enteras de que el disco importante de Massive Attack es el Blue lines, así que lo buscas y lo escuchas y te gusta mucho, pero no pasas con él por la magia de encontrar música que te ayuda a evadirte de un mundo que no te gusta demasiado.

Años más tarde se cruza en tu camino el Trasatlanticism de Death Cab For Cutie y te quedas enganchada a esas canciones que parecen pequeñas y son grandes. Al poco tiempo lees en las revistas que los auténticos fans del grupo están enfadados porque lo consideran un disco mucho más comercial que los anteriores y creen que el grupo ha perdido su esencia.

Cuando empiezas a comprar revistas de música tu mundo se llena de palabras como seminal, punto de inflexión, antes y después, fundacional, imprescindible, Historia. Con mayúsculas. Historia de la Música. Pero siempre se refieren a discos que tú no conoces o que no han marcado tu vida. Tú no tienes la culpa de que tu tiempo y el de la Historia, con mayúsculas, hayan recorrido caminos asíncronos. Pero empiezas a mirar esos discos que para ti fueron especiales con otros ojos; con los ojos de la desconfianza. Tantas horas perdidas contigo, les dices, y resulta que eras un engaño, que no eras bueno de verdad. Te sientes como a quien le cuelan un baht por una moneda de dos euros.

Así que te pasas el día intentando escuchar todo lo nuevo que sale, por si acaso te vuelves a despistar y llegas tarde a algo importante. Lees las críticas de la mayoría de los discos que llegan al mercado, de una forma u otra, y a veces te encuentras con esas mismas palabras que leías antes. Punto de inflexión, uno de los grandes, el más grande. Entonces te dices: éste sí, éste debe de ser el bueno. Y corres a por ese disco, a por todos esos discos que se suponen destinados a triunfar. Y no encuentras nada. La desazón crece. ¿Dónde están, te preguntas, las maravillas de este disco? Lo malo no es que no las encuentres. Es que no disfrutas.

Entonces aprendes a relativizar. Aprendes a hablar de música anteponiendo siempre el “me”. A mí me gusta, a mí me encanta. A mí me hace reír, llorar o bailar. Siempre me, me, me. Y ese pronombre tan cortito y tan simple lleva dentro la historia de tu vida, con minúsculas. La de los discos que te vieron crecer. La de los discos que te hicieron crecer. Y dejas que te guíen las canciones en lugar de las críticas.

Quizá el Give out but don’t give up no sea un disco importante para los demás. Pero a mí me cambió la vida en muchos más aspectos de los que parece. Puede que Protection sea bastante peor que el Blue lines. Y qué importa, si con Karmacoma yo aprendí a bailar. Quizá Death Cab For Cutie rebajaran su hermetismo en el Trasatlanticism para llegar a más gente y eso los enfrentara con sus seguidores. Y a mí qué más me dan los seguidores si se me erizan los pelillos de la nuca cada vez que oigo The new year.

We did it for love and we did it couse we had to
Did it cause there never really wasn't any options
To play with you, and you, and you
If I had the chance to start all over again
I would do this again and again with you

Laakso - The death of us

7 comentarios:

lito dijo...

Totalmente de acuerdo, a mí me pasó algo parecido con el "last splash" de The Breeders, en cuanto lo escuché me encantó, me pareció genial, pero en cuanto indagué un poco más sobre el grupo descubrí que tenían un trabajo anterior, que además según la crítica era el bueno de verdad, así que me hice con él, pero a mi me gusta mucho más el otro.

Algo parecido me sucedió con Maddenig Flames, a los que conocí con su segundo disco, supuestamente peor que el primero, pero que a mi también me gusta más...

Así que creo que, por lo menos en mi caso, el disco que más me gusta de un grupo no tiene que ser necesariamente el mejor, sino que suele ser el primero que escucho, el que te hace fijarte en dicho grupo.

Capítulo aparte es el de los críticos de cine, les ponen cinco estrellas a una película, que si el guión es sublime, la fotografía maravillosa, los diálogos impresionantes... y cuando llegas a la sala no pasa nada, tienes que hacer un esfuerzo enorme por no quedarte dormido.

Ya sabes Ana, no hay que hacer caso a los críticos, tenemos que disfrutar cada uno con lo que nos gusta, independientemente de lo que opinen otros.

Saludos

Ana Saturno dijo...

Sí, con el Last splash también me pasa a mí, sólo que yo me enteré hace poquito de que el bueno era el otro. Y lo tenía hace años en cinta, pero no he pasado de las dos o tres escuchas. El Last splash, sin embargo, lo habré oído cientos de veces.

Y de los críticos de cine no me fío ni un pelo, que luego pasa lo que pasa, como tú dices. :-D

Saludos

anhh dijo...

Creo que entiendo bien esa tensión entre lo personal y lo histórico y demasiado bien esa “vergüenza” (por llamarla de alguna manera) de no encontrar razones de peso en los discos “esenciales” de nuestro tiempo.

Esto ya lo comentamos en otro sitio pero uno de los principales problemas reside en los poderes que le otorgamos a la figura del crítico. Digámoslo así tiene la facultad de tener una opinión autorizada sobre aquello que es bueno o malo (el gusto), sobre que movimientos sociales son o no importantes o no –p. ej. los niños emo, los seguidores de boy bands y la gente del metal no son importantes mientras los neo-folkies sí- (lo social), cual es la relevancia histórica de un acontecimiento, llámese concierto, disco, separación, etc. (lo histórico), cuales han sido las ideas relevantes en el desarrollo de dicha historia, etc. En el mundo exterior al de la música pop uno puede estudiar una carrera universitaria en cada una de esas facetas y seguramente al terminarla tendrá que especializarse para tener algún tipo de autoridad al respecto y no ser un cantamañanas enteradillo. En el mundo del pop todas esas facetas las acaparan los periodistas musicales vaya a saber usted con cual criterio (no me diga que no ha conocido en vivo a alguno que tuvo la suerte de empezar a publicar porque era amigo de otra persona en una publicación).

La idea que tenemos de la Historia es desde luego graciosa. Yo la recuerdo como estudiarse un montón de fechas sobre acontecimientos supuestamente importantes que cambiaron algo. Y era gracioso porque no recordabas el año en que había sucedido una batalla, en la que podían haber muerto miles de personas y no pasaba nada o tenías que aprenderte el nombre de algún rey que había sido importante por pertenecer a un linaje aunque no hubiera tenido iniciativa alguna en su vida ni hubiera dejado rastro alguno. Pero resulta obvio que esto era lo importante ya que de otro modo te lo estarían enseñando. Después te encuentras con que la realidad de dichos acontecimientos era bastante más frondosa de lo que habías pensado y que esa idea de evolución/progreso que guiaba la narración era mucho menos clara y evidente de lo que creías y que en realidad solo se trata de una lectura de los acontecimientos históricos. Todos sabemos que tras la dictadura llegó la democracia y con ella la constitución, pero hay quien piensa que debería haberse instalado el modelo republicano, hay quien piensa que el modelo autonómico fue un error o que se ha quedado obsoleto, quien piensa que dicho tratado no debe modificarse en modo alguno (salvo matices particulares) y quien piensa que la sociedad cambia y que esto debería reflejarse en dicho documento y no simplemente legislando a partir de él, etc. En el mundo del rock, claro, la pregunta que deberíamos hacernos es si nuestra “historia” se trata simplemente de una lectura de los acontecimientos o no. A uno le parece una sucesión de mitos bastante tergiversada que no se sostiene de modo alguno. Puedo entender que alguien quiera fijar un criterio de importancia histórica mediante la ponderación de la venta de unidades de discos y entradas de conciertos y que diga la importancia se debe a la popularidad, pero todos entendemos que ese criterio es algo pobre para determinados aspectos creativos del arte. La historia del rock/pop, tal como la entendemos tiene un criterio de escritura aún más difuso y caprichoso. ¿Por qué fueron importantes los Stooges o la Velvet Underground si nadie los conocía en su momento? ¿Por qué el punk acabó con el prog rock si la gente continuaba comprando los discos de esos artistas en cantidades masivas? ¿Por qué el rock sustituyó y desterró al cantante melódico de la imaginación colectiva y sin embargo Mariah Carey está a punto de quitarle el record de números uno a los Beatles o Celine Dion ha vendido más ella sola que todos los discos “seminales” de las tres últimas décadas y dato interesante, ambas son más jóvenes que los miembros de los Beatles o los Rolling Stones (es decir que el movimiento histórico de cambio o la evolución de los estilos no existe más allá del discurso)? No quiero decir que unos u otros sean más importantes, pero digo yo que al menos admitirán que el asunto sobre que es lo importante es cuando menos nebuloso y raro.

Otra cosa que me resulta particularmente divertida es la idea de “History in the making”. Uno de los momentos más patéticos que recuerdo fue cuando las tropas americanas trataron de crear el momento histórico derribando la estatua de Sadam Hussein. Un montón de televisiones daban la señal en directo. Uno tíos poniendo cadenas, cuatro comparsas del pueblo que les pitaron cuando pusieron una bandera norteamericana y que fue retirada, los blindados comienzan a tirar y no se mueve. Y cuando cede, en vez de caer la figura y hacerse añicos, se le rompen los pies y la van sacando de unos perfiles. O la sensación cada vez más patente de que los momentos históricos que según los medios de comunicación son trascendentes nunca llegan a estar a la altura. Y estamos hablando de acontecimientos que cambian el curso de las vidas de muchas personas. Pero curiosamente es el paso del tiempo el que fija los acontecimientos y no la cobertura mediática que tuvieron en su momento. Imagínate la confusión hablando de discos. Si mucha gente aún pone caras feas si decimos que uno de los discos de la década pasada fue “OK Computer”, porque no vemos que tiene de importante más allá de lo que fuera subjetivamente para cada uno, ¿cuál es la credibilidad de dichas afirmaciones colectivas? El tema lo tratan de forma más interesante en esta columna de Pitchfork, muy interesante con esa cita sobre como nadie recordaría a The Smiths.

http://www.pitchforkmedia.com/article/feature/48148-column-poptimist-11

En fin, parezco un relativista, pero ayer hablabas de Last FM y recordé todas esas entradas que he estado leyendo últimamente como la supuesta capacidad de encontrar una infinita gama de posibilidades en forma de estilos musicales conduce a la creación de unos hábitos de consumo cerrados y empobrecedores. No quiero decir simplemente que no se fíen de los críticos porque muchos no tienen ni idea de lo que están hablando (aunque sea verdad) y que se guíen por el criterio de sus emociones ya que por definición no es un criterio objetivo. Pero tampoco que un disco que ha sido importante para uno en un momento concreto de su vida, por su poca valía en según que criterios lleve a que uno tenga que descartar como falsas las decisiones, las sensaciones o las ideas que a uno le aportaron o le ayudaron a perfilar como es uno como persona en la actualidad. Son cosas distintas (aunque nadie lo diga).

(Por cierto no había leídos los comentarios cuando estaba escribiendo lo anterior)

Ana Saturno dijo...

anhh:

Tan acertado como siempre. He leído el artículo de Pitchfork y me quedo con esa última frase: "what I believe is that being wrong about music should never matter". Creo que es lo mismo que yo intentaba expresar en el último párrafo de la entrada, así que igual ya sirvo para crítica de música (es broma, claro). :-D

Me gustaría que me explicaras un poco mejor lo de last.fm, los estilos musicales y los hábitos de consumo cerrados, que no termino de entenderlo. No sé si te refieres al hecho de escuchar las recomendaciones de last.fm a partir de un estilo musical (cosa que por cierto no hago, pero me imagino que mucha gente sí).

Saludos

Ana Saturno dijo...

Ah, y por cierto, que yo tampoco termino de entender por qué los neo-folkies son tan importantes.

Hubo un momento en que pensé que sólo me lo parecían porque leía muchos blogs de EEUU y resulta que a todos les encanta ese tipo de música. O que, como a mí no me llama mucho la atención, me parecía que se hablaba más del neo-folk de lo que deberían, pero que en realidad si hubiera pasado con otro estilo no lo habría notado tanto. No lo tengo nada claro, la verdad.

Incógnitas extrañas... :-)

anhh dijo...

No se si el término correcto es ese (esta mañana al terminar la respuesta tenía el principio de un bonito dolor de cabeza) pero vamos a tratar de explicarlo. Los gustos de uno están conformados por las fuentes de información a las que acudimos. Si uno escucha Radio3 es probable que le guste algún disco que pongan mucho por allí o en algún programa en particular. Si uno lee Pitchfork tiene bastantes oportunidades de que alguno de los discos que le gusten esté reseñado allí. Rockdelux o The Wire tienen unos criterios muy específicos (y predecibles) en su selección. Pero normalmente diferimos de ellos y encontramos discos tan válidos como esos que no son representados pro alguna razón que se nos escapa y de este modo ampliamos nuestro criterio, nos independizamos de la opinión “general” y ampliamos nuestro rango de escuchas aunque sea dentro del mismo género.

El problema, supongo, es que la música de un modo u otro tiende cada vez a nichos más especializados dentro de los gustos (privados) de los oyentes. Si te gusta el twee-pop puede encontrar decenas de blogs y comunidades en las que verte reflejado y descubrir novedades. Igual pasa en el mundo del minimal, el black metal, el reggaeton, el dancehall etc. En algún otro lado hablaban de lo ofensivo que resultaba el fenómeno del sodcasting (el poner un altavoz en un medio de transporte público y hacer sufrir al resto de pasajeros tus gustos musicales) o no tan conocido el wyatting (de Robert Wyatt, que consiste en poner en los bares con jukebox virtuales programando en secuencia los discos más aridos, tristes o agresivos para joder al resto de los consumidores que están allí para divertirte viéndolo) y ambos son reflejo de que la música que a uno le gusta simplemente se consume para uno o dentro de entornos amables (en un concierto o festival) y a veces simplemente se escucha con auriculares y playlists. A lo que lleva lo último (lo digo por experiencia propia) es a evitar lo problemático, lo que no funciona y a una perdida de la capacidad de concentración (la canción que no te interesa se salta). Y lo que creo es que uno termina haciendo lo mismo con las fuentes de información. No es difícil convencerse de que uno tiene la razón si no se encuentra con argumentos en contra, correcciones de la perspectiva u otros puntos de vista y solo frecuenta los entornos que piensan de la misma manera que uno. Ni se sabe la cantidad de blogs que cuelgan los mismos remixes o los mismos leaks como si fueran una novedad y copiando la opinión que había leído en otro sitio (yo en cierto modo también lo hago) pero simplemente subiendo de grado los adjetivos usados. Las listas de Last FM simplemente van en la misma dirección y te sugieren lo que han escuchado otros usuarios mediante un programa que te va colocando en un sector de público como en un estudio de marketing. No es tan distinto de lo que hacen emisoras como Kiss FM o M80 simplemente que lo hacen de un modo personalizado. Estas radios funcionan como las norteamericanas especializadas en un formato. Se crean unas secuencias de canciones a partir de una librería más o menos amplia de canciones de un determinado género y que tengan un amplio grado de aceptación y se trata de ir incorporando novedades que sean aceptadas rápidamente por el oyente. Esto se hace mediante pruebas ante un público que sirva estadísticamente: se le presenta una serie de jingles de siete segundos de canciones que las compañías están promocionando. Si estos captan su atención los valoran positivamente y si el grado de atención es considerable o aceptable, la compañía radiofónica acepta promocionar dichas canciones o las veta. Eso lleva a esa regla para componer canciones comerciales que es “la regla de los siete segundos” y que consiste en escribir un gancho o una intro lo suficientemente pegadiza para capturar la atención del oyente potencial en ese tiempo (de no hacerlo se supone que ya no lo capturará). Bien, ya, esto es el diablo y lleva a los oyentes a votar sus canciones favoritas semana tras semana como en los 40 Principales o Radio Disney fomentando la sensación de democracia del oyente (aunque esté basada en un repertorio predeterminado). Lo que pienso es que esta falta de conflicto con el oyente se puede trasladar bastante bien a las fuentes de información (o emisores) que uno consulta. Supongo que sucede igual en todas partes y cada uno se maneja como quiere dentro de un consenso. Yo recuerdo cuando visitaba foros de fans de Girls Aloud y como aparte de los temas que salían cada dos días de un rumor que un amigo había escuchado de alguien que trabajaba cerca del grupo que decía que el grupo se separaba/pensaba publicar tal single/había decidido que el título era tal o los de cual es tu canción favorita para, también aparecían los que eran completamente agresivos y hablaban sobre cual era la chica que era sustituible y quien sería la perfecta o si tal chica desafinaba y era la peor cantante del universo, etc. Los patrones de conducta creo que pueden ser parecidos en otros sitios (Vampire Weekend a favor o en contra) aunque los ejemplos no sean los mismos. Y todo el mundo reacciona al unísono cuando alguien viene a ese lugar a burlarse de ellos o atacarlos. En los blogs de cotilleos norteamericanos se suelen hacer muchas entradas sobre Paris Hilton o Lindsay Lohan para que todos puedan insultarlas. En determinados sitios también quieren reírse por ejemplo de los Jonas Brothers, Hannah Montana o Tokyo Hotel para mostrar unidad, etc. O cuando un artista mainstream se mete con los principios morales de una escena (p. ej. los cantantes de flamenco son la voz de la sociedad machista gitana o de otra manera, iniciar una conversación con alguien quejándose de lo poco que se enteran de nada en RDL).

Supongo que tengo que desarrollarlo o indagar más, pero supongo que hemos asistido como en los comentarios de Youtube se puede sabotear a aquellos que difieren de la opinión mayoritaria (a favor o en contra) o como uno se puede encontrar con listas y listas de lo mejor del año que resultan cada vez más indiferenciadas (pero son criticadas por no ser todavía más homogéneas e incluir más discos de un género específico (y sí, el ejemplo era un tipo indie quejándose de la música mainstream que le había quitado su sitio a discos como la última obra maestra de tal o cual grupo (en el caso auténtico Of Montreal)).

Por algún lado leí que todos estos grupos neodepresivos, pseudofolk, americana, etc. que hacen música melódica, agradable y “bonita” apelan al público indie (o con afinidades con dicha sensibilidad) que se hace mayor o que comienza a tener familia. A mi me sorprendió cuando Almodóvar se puso a reclamar a CocoRosie o Antony & the Johnsons conociendo sus gustos musicales, pero en cierto modo caen en una zona que se toca con ellos. Y un disco del Will Oldham más melódico no difiere tanto de uno de Norah Jones (ya, ya) para lo que lo utiliza mucha gente (claro que veo las diferencias en lo estético y lo estilístico, pero supongo que si lo cambio por un disco de Amy Winehouse…). En una emisora local usaron una canción del primero como fondo para un reportaje televisivo sobre un pueblo y no creo que nadie se diera cuenta o se rasgara las vestiduras. Supongo que también puede deberse a que los valores de un grupo se nos asemejan más a los propios que otros.

Ana Saturno dijo...

Hola, anhh:

Muchísimas gracias por la explicación. Creo que queda todo bastante claro.

La especialización de los medios hace que el público de los mismos tenga acceso sólo (o principalmente) a un tipo determinado de sonidos. Eso, además, va educando el oído de los lectores u oyentes de tal forma que rechazan todo lo que sale de sus patrones sonoros, porque les costaría más trabajo procesarlo o, dicho de otra forma, reeducar su gusto musical para llegar a apreciar eso que es diferente.

A mí me llama la atención el hecho de que una o dos veces al año salga un disco que las revistas especializadas en un determinado tipo de música dicen que es algo completamente novedoso y que hacen una música distinta a todo lo anterior. Entonces una va tan ilusionada a escucharlo y no encuentra la novedad por ningún sitio. Entonces hay tres opciones: o yo soy muy bruta para darme cuenta de que realmente sí es algo diferente; o es que intento escuchar muchos tipos de música distinta y entonces no es algo que se diferencie tanto de lo que recibo desde otros ámbitos de influencia; o es que en el fondo el disco tiene los mismos patrones sonoros que todos los demás que aparecen en esa revista y las diferencias son más leves o superficiales de lo que parecen en las críticas.

De todas formas, por mucho que uno intentara llegar a todos los tipos de música distintos que pudiera, hay cosas a las que simplemente nunca tendría acceso. Es verdad que hay cientos de páginas web y revistas para los seguidores de cada tipo de música, pero yo creo que no todo existe en los medios. Fuera del primer mundo éste capitalista en el que nos movemos, existe todo un universo al que uno nunca tendrá acceso.

Y, por otra parte, pretender acceder a toda la música que podamos tener a nuestro alcance de una forma u otra es imposible. Sería inabarcable, y lo digo yo que llevo años intentando que no se me escape nada y acabando con una saturación brutal un par de veces al año y teniendo que obligarme a rebajar el ritmo ansioso de "hay un grupo que todavía no he escuchado". Sobre todo porque esas ansias de enterarme de todo no son sólo hacia delante, hacia las novedades, sino también hacia atrás, hacia todos esos grupos que por mi edad no llegué a conocer en su día. Sé que no es una buena política, porque al final se disfruta menos escuchando a medias veinte discos que escuchando tres con detenimiento. Lo malo es cuando no encuentras esos tres que te hagan querer volver a oírlos una y otra vez.

Tanta información a nuestro alcance y parece que antes era más fácil. Quizá sea precisamente por lo que tú dices. Cuando mi única ventana al mundo era Radio 3, sólo escuchaba la música seleccionada por esa cadena, mi oído se había acostumbrado a ella y la satisfacción era mayor porque yo ya esperaba oír algo así. Ahora el abanico de sonidos se ha abierto un poco, junto con las fuentes de información, y sólo ese poco ya hace que sea mucho más difícil y cueste mucho más trabajo escuchar las cosas que me llegan.

Y me callo ya. :-)

Saludos