libros: el poder de las tinieblas (iii)
De Portland a Bangor hay doscientos kilómetros por la I-95. Durante el viaje, Ángel inspeccionó con impaciencia mi colección de cintas de casete, escuchando una o dos canciones de cada cinta y tirándola al asiento de atrás. Los Go-Betweens, los Triffids, los Gourds Out of Austin, Jim White, Doc Watson, todos acabaron en el montón, hasta que el coche empezó a parecer la pesadilla de un hombre de la industria discográfica. Puso una cinta de Lambchop y los suaves y tristes acordes de I will drive slowly inundaron el coche.
- ¿Tú qué dirías que es esto? - preguntó Ángel.
- Country alternativo - contesté.
- Eso es cuando tu camión arranca, tu mujer regresa y tu perro resucita - comentó con sorna.
- Si Willie Nelson te oyera hablar así, te daría unos azotes en el trasero.
- ¿Es el mismo Willie Nelson al que una vez su mujer envolvió y ató con una sábana y luego lo dejó inconsciente a golpes de escoba? Si ese tarado viene a por mí, te aseguro que podré arreglármelas solo.
Finalmente nos conformamos con un debate sobre las noticias locales en la PBS.
John Connolly.
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