Antes también pasaba, pero muchas veces uno no llegaba a darse cuenta, excepto en casos sonados como la denominación en EEUU de The Charlatans UK o The London Suede, porque no tenía tanta información sobre música al alcance de su mano. Ahora sí la tenemos, y quizá por eso últimamente veo muchos más grupos con nombres parecidos. Luego aparecen otros con nombres absurdos o larguísimos y uno se sorprende, pero en el fondo quizá sea la opción más sensata en los tiempos que corren. Incluso con la palabra Teenage se pueden tener nombres más creativos. Bonitos o no, eso ya es otra cosa, pero desde luego así hay menos posibilidad de equivocación.
El caso es que, en plena fiebre en internet con el Reality Check de los Teenagers, me encontré con la canción Pony, de Teenager. La canción fue uno de esos temas que me hacen tilín de inmediato y la incluí en el último mix de Los Latidos. A esto además, hay que sumarle que el último disco de los Thrills se llamaba Teenager, así que cualquier búsqueda en internet es casi un cachondeo. Supongo que tantas llamadas a la adolescencia podrían ser motivo de reflexión, pero eso lo voy a dejar para otro momento en el que esté más filosófica. Hoy me voy a ceñir a los discos de Teenagers y de Teenager.
Sumémosle a la confusión con los nombres el hecho de que este disco, Thirteen, se llama igual que el famoso disco de Teenage Fanclub. Añadámosle una lista de colaboradores que, como mínimo, llaman la atención: Lee Ranaldo y Steve Shelley, Electric Six, Nicky Zinner de los Yeah Yeah Yeahs, Thierry Müller, Howie B, Placebo, Roland S. Howard... Algunos no son necesariamente colaboradores en este disco, pero con todos ellos han estado trabajando los componentes del grupo (Nick Littlemore, también miembro de Pnau, y Pip Brown, que estuvo en la extinta Two Lane Blacktop) en distintas ciudades en los últimos tres años, hasta llegar a darle forma.
Y lo cierto es que la primera escucha del disco me decepcionó. Luego he ido oyéndolo un poco más, con mayor detenimiento en algunas canciones, y mi opinión ha mejorado algo, aunque sigo creyendo que no es la bomba ni mucho menos. Liquid cement, la canción con la que se abre el disco, tiene vocación de ruido, me imagino que se tiene que notar que es la que producen los dos miembros de Sonic Youth, y está bastante bien. Sin embargo, las siguientes canciones se vuelven electropop, especialmente la segunda, West, que también me gusta. A partir de Pony, que me sigue pareciendo la mejor del disco, cambiamos de nuevo y hay múltiples efectos que lo hacen parecer un disco de ruiditos, sobre todo en The secret of my success. La penúltima canción, Mr. Booze, llega a recordarme a los Liars. En general, aunque alguna canción que otra está bien, el disco no es para tirar cohetes.
Con los Teenagers pasa tres cuartos de lo mismo. Va uno a buscarlos a Google y se encuentra por todas partes con una canción de My Chemical Romance. Además, tienen el mismo nombre que un grupo de Granada con devoción por el northern soul (por cierto que las canciones de su MySpace suenan bastante bien). El caso es que los Teenagers que nos ocupan han conseguido que sus canciones Homecoming y Starlett Johannson hayan sido todo un pelotazo y del MySpace pasaron a grabar su primer disco, Reality check, en poco tiempo.
En internet los definen como música para adolescentes, así que me imagino que yo debo de andar todavía en plena edad del pavo, porque desde la primera vez que lo oí me engancharon muchas de sus canciones. Muchas, tal y como está el patio, significa para mí cualquier número a partir de cuatro. Y eso es lo que pasa con Reality check, que la primera mitad del disco me gusta mucho aunque luego se vaya desinflando un poco. Quizá por eso tanto Starlett Johannson como Feeling better han entrado en sendos mixes de Los Latidos. O quizá sea, más bien, for sentimental reasons, y es que el sonido de muchas de las canciones tiene conexiones inesperadas en mi cerebro.
Por un lado, la cacareada Starlett, que me recuerda muchísimo a algunos grupos indies españoles de mediados de los 90, es decir, de la época del primer esplendor del indie patrio. Sobre todo en el cambio de ritmo, cuando aparecen las voces más suaves en la canción, me recuerda muchísimo a alguna canción de esa época, pero no puedo recordar cuál. Y lo miraría en mis cintas, pero se derritieron achicharradas en una caja de plástico en Toledo y murieron todas, incluyendo la que contenía las primeras maquetas de Los Hermanos Dalton, que me la mandaron cuando el Club Daltónico estaba aún vigente y que es la que más pena me dio perder.
Por otro lado, el principio de Feeling better. ¿Ustedes no ven ahí Do you remember the first time*? Porque yo no puedo evitarlo, es empezar a sonar y ya me dan ganas de pararla y ponerme a Pulp. Y eso que la canción está bien, pero claro, no hay color. También encuentro a Pulp en la parte central de Love No, y volvemos a lo mismo.
En cuanto al resto, Streets of Paris, Make it happen, French kiss y III son aceptables. Pero el problema de este disco es que, al contrario de lo que me pasó con el de Teenager, mientras más lo oigo, más me cansa, y al final terminaré por escuchar sólo las canciones que aparecían en los mixes.
*Ya va siendo hora de que Pulp empiece a llenar contenido en este blog, que para algo siempre han sido mi grupo preferido (junto a los Kinks, como ya quedó claro en su día) y nunca hablo de ellos. Así que aquí está Do you remember the first time, porque yo lo valgo.