13.1.08

dossier: zebda (ii)

1996. Después de más de doce años de actividad, la asociación Vitécri cierra sus puertas. La gestión, cada día más pesada, los debates internos y las continuas luchas con la administración provocan el final. Los componentes de Zebda deciden que, tras tantos años de preocupación por las urgencias de lo cotidiano, es momento de pararse a reflexionar sobre nuevos modos de acción. El paso de asociación a colectivo es el primero que deciden dar. Renuncian a las subvenciones que tenía Vitécri para no tener inferencias de la política local, ni coerción o límites a sus actividades, abandonan las actividades clásicas de animación sociocultural, y crean el Tactikollectif: "la única táctica, la colectiva". El objetivo, promover actividades culturales relacionadas con la noción de ciudadanía. Como ellos dicen, "de lo sociocultural a la cultura social".

Los cantantes de Zebda forman el núcleo duro del colectivo. Su aventura como grupo musical la definen como más de ciudadanos que de estrellas, e inseparable de su rol social. Entre bastidores, se comprende la dimensión política del grupo, mientras que la escena les sirve como punto de encuentro entre los artistas y el público. Cuando el auge de su música los hace ser solicitados para dar conciertos por toda Francia, deciden echar el freno temporalmente. Temen que los conciertos los haga ser vistos más como músicos que como personas comprometidas con la acción social en Toulouse y que los aleje de sus otras actividades. "Cada miembro de Zebda, individualmente, tiene su propia dimensión artística y su propia dimensión política. En la primera, no son más que amateurs, pero en la segunda trabajan para conseguir una escritura colectiva de la historia". Lo esencial es hacer llegar su mensaje a los ciudadanos y a los políticos que deben regir la situación de cada uno en la sociedad, aunque sea a su manera festiva.

En 1996, durante una fiesta de la LCR (Liga Comunista Revolucionaria), los 100% Collègues, un grupo de artistas de Toulouse entre los que se encuentra Zebda, deciden recuperar una serie de antiguas canciones de lucha revolucionaria y hacer una relectura "al gusto actual". De la experiencia nace un disco, Motivés, chants de lutte, que acaba teniendo una tirada de 100.000 ejemplares y cuyas canciones empiezan a escucharse en muchas manifestaciones. Gracias a las ganancias que obtienen del disco, Tactikollectif compra un local en los Quartiers Nord de Toulouse.

Motivés, la canción que da título al disco, es una versión de Le chant des partisans, el himno de la resistencia francesa durante la ocupación alemana en la Segunda Guerra Mundial. También es la más conseguida del disco, una canción para insuflar fuerzas a los que resisten, a los que luchan. "Seguiremos motivados para el cara a cara, seguiremos motivados cuando los tengamos enfrente. Seguiremos motivados y queremos que eso se sepa. Vamos a seguir motivados...".

La nota editorial del disco en la página de Tactikollectif (perdón de nuevo si hay fallos en la traducción): "En una época en la que las revueltas contras las injusticias sociales son improbables, parece irrisorio todo lo que concierne a los hombres y sus sueños de aportar al mundo la felicidad a la que aspiran desde siempre. Por supuesto, quedan multitud de pretendientes para organizar esta felicidad pretendida. Que se trate de individuos o colectivos, los llamamos políticos porque obedecen las reglas democráticas, pero son dictadores desde el momento en que exigen un culto a su persona. Hoy día todo se confunde, y vemos como incluso las democracias siguen el juego de la intolerancia y el fascismo. Nosotros, el Tactikollectif, colectivo entre otros colectivos, queremos estar vigilantes y reflexionar modestamente por la defensa de nuestros valores. No somos más que un islote, pero seremos los compañeros de ruta de todos aquellos que hoy se batan por la solidaridad entre los pueblos y la igualdad de oportunidades para los despojados. ¿Es posible que seamos unos soñadores? Pero guardamos en el corazón el puño en alto y, en la cabeza, los pies en el suelo. Con ocasión de la salida de este disco de acentos universales, queremos recordar que las canciones sólo son eso, canciones, pero acompañarán de alegría y de nostalgia todas las batallas del mañana. Sigamos motivados."

En 1998 el grupo publica su siguiente disco, Essence ordinaire, que consigue hacerlos populares incluso fuera de Francia. Allí el disco llega a estar en el número 3 del Top 50, y pasa 89 semanas en el Top 200. Además, una de sus canciones, Tomber la chemise, recibe el premio Victoire de la musique y pasa 26 semanas en el Top 50, tres de ellas como número 1. Essence ordinaire llega a los 600.000 ejemplares vendidos.

Este disco es mi preferido del grupo. Es más alegre que el anterior, está mejor producido y en él las melodías tienen un mayor protagonismo. La mitad de las canciones que contiene harían mover las caderas a cualquiera. Sin embargo, alegre no significa optimista en este caso, y las letras hablan de la misma rabia y frustración que ya expresaban en Le bruit et l'odeur. Las tres canciones iniciales, Y'a pas d'arrangement, Tomber la chemise y Double peine, son auténticos temazos llenos de energía.

Y'a pas d'arrangement, no hay acuerdo, establece la primera premisa del disco: hay que seguir luchando. A pesar del esfuerzo, del dolor, hay que seguir adelante. El estribillo: "No hay acuerdo, y sin hacer muecas, sólo poder mirarnos al día siguiente al espejo. Hay que decirlo: lo hemos hecho para montar la fiesta y poder decir "esta vez, la hemos montado". No hay acuerdo". Tomber la chemise (quitarse la camisa), la más festiva, se dirige a todos los chicos del barrio y de fuera, a todos aquellos a los Zebda querían hacer llegar su mensaje, "todos a los que el mundo cruel ha hecho mejores" y habla de como pueden unirse en una gran fiesta. Es una promesa de que las cosas pueden ser mejores para ellos. Double peine, por su parte, se refiere a la llamada doble pena: cárcel y expulsión (a Marruecos, sobre todo), algo que sufren muchos inmigrantes criados en Francia tras delinquir.

En cuanto al resto del disco, hay canciones más tranquilas, como Tombés des nues, Tout semble si..., que habla de la necesidad de actuar ante el avance del Front National, el partido de Le Pen, ("no esperes a que vengan, ya han tomado cuatro ciudades, no esperes a que nos tengan") o Le petit Robert, que cierra el disco con tristeza y desesperación haciendo referencia a la impotencia ante el fracaso de los chicos en la escuela y cómo ni siquiera el Petit Robert (uno de los diccionarios más usados en Francia) podía ayudarlos. También hay canciones igual de animadas que las tres primeras, como On est chez nous, que es una de mis preferidas, y Oualalaradime, que cuenta la historia de un chico del barrio.

Por último, una de las canciones más representativas es quizá Je crois que ça va pas être possible, que narra las frustraciones diarias a las que se enfrentan los inmigrantes africanos en su intento de llevar una vida normal e integrada en Francia, y como por su aspecto van siendo rechazados en cada uno de los sitios a los que van, con la frase que da título a la canción: creo que no va a ser posible. Entrar en una discoteca, alquilar un apartamento, conseguir un préstamo en un banco... Todo son buenas palabras por teléfono o ante el curriculum, pero al presentarse en persona, las cosas cambian repentinamente y acaban obteniendo siempre la misma respuesta. No va a ser posible... La canción termina con una advertencia: "a todos los que juzgan por el aspecto, un día les haremos justicia con nuestros zapatos y cuando quieran salir, será terrible, les diremos: creo que no va a ser posible". La canción tiene un ritmo tranquilo estilo raggamuffin y para grabarla contaron con el actor y humorista Dieudonné, que interpreta las voces del portero de discoteca, el banquero y el propietario del apartamento.

Una de las paradojas a las que se enfrentan los inmigrantes en Francia, y sobre todo sus hijos y nietos, ya ciudadanos franceses de pleno derecho en la teoría, es el hecho de haber cumplido con la obligación impuesta de adoptar las costumbres y la cultura francesa como paso imprescindible para integrarse en la sociedad; para encontrarse después con el mismo rechazo y la discriminación a los que eran sometidos antes y la imposibilidad real de dicha integración. Defraudados y desesperados por la situación, muchos jóvenes beurs volvieron a fijarse en el Islam para intentar encontrar su identidad, lo que no supuso un cambio sustancial en su situación, pero sí mucha controversia (como el famoso debate sobre la presencia del velo en las escuelas).

En una entrevista de 1998, el grupo explica: "Tratamos los problemas con humor porque es lo que corresponde a nuestro espírito. Queremos creer en los valores republicanos, en un estado de derecho, en la ciudadanía y otros valores similares. Ésa es nuestra radicalidad. Pero es cierto que no puedes ir a ver al jefe de un barrio y decirle "hay que ser ciudadano". Se va a reír en tu cara... Sin embargo, podemos aportar algo de luz sobre sus problemas, diciendo "tienes estas pistas y nosotros te proponemos esta otra". Si eso permite que algunos tengan un momento de reflexión, mucho mejor, pero no creo que las canciones cambien gran cosa, los problemas reales son demasiado duros... De todas formas, intentamos al menos que se difunda un cierto mensaje y lo hacemos con el humor o los matices necesarios. El radicalismo primario es algo que funciona a nivel mediático porque provoca una esepcie de sentido animal en los jóvenes, pero nosotros no vamos a hacernos los peligrosos para hacerles el gusto a esos jóvenes o a no sé muy bien quién... No queremos bajo ningún concepto "calentar" a los jóvenes diciéndoles de ir a tal o cual ciudad a romperlo todo, como hacen algunos. No estamos aquí para jugar ese papel de gurú en el que no creemos. Los grupos que dicen "Joded a los policías", son los primeros que los llaman cuando se sienten en peligro".

Essence ordinaire es un disco redondo en el que todas las canciones son buenas y algunas son excelentes. Conserva la mezcla de estilos del disco anterior, pero tiene ya el sonido característico e inconfundible de Zebda, además de representar el espíritu del grupo de forma fidedigna: una música para la fiesta y el baile combinada con letras de significado profundo. En algunos de los temas, se rebaja el ritmo y se ponen más serios, para no olvidar que serios son los problemas que tratan.

Añadidos a la bibliografía de la primera parte:
Entrevista con Zebda en la revista Sortir.
Artículo Velo y discriminación social en Francia, de Evelyne Lucia.
Crítica de Motivés y Essence ordinaire en Acontrenses.

La primera parte de este dossier se puede leer aquí.
Actualización:
Tercera parte
Cuarta parte (y última)

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