16.1.08

libros: el cadillac de big bopper

Para empezar el 2008, antes que Ciencias morales leí El cadillac de Big Bopper (por algún extraño motivo estoy empeñada en poner del en lugar de de), de Jim Dodge. Éste se lo pedí a los Reyes después de leer esta entrada de La escuela moderna y me lo regaló Jenaro, junto con otros tres libros de los que iré hablando a medida que los vaya leyendo.

Yo soy poco mística, o más bien nada. Leo el libro y me engancha desde la primera página. Me parece una novela de aventuras fantástica, entretenida, divertida... todo lo que se puede pedir. Pero no soy capaz de ver "Una potente combinación de relato folklórico y filosófico", como dicen en la página de El Aleph que dicen en Dazed & Confused.

Lo que no quita para que el libro me provocara algunas sensaciones. Lo empecé a leer en la madrugada del 31 de diciembre, es decir, en las primeras horas del 2008. Algunas frases me gustaron tanto que acabé apuntándolas aparte. Eso es algo que no hago nunca. O casi nunca, por lo que se ve. Sin embargo, la frase que más recuerdo no la apunté y tampoco sé cómo era literalmente. Sólo sé que es la frase en la que más veces he pensado desde que comenzó el año y estoy sola en casa, como el pobre Macauly. Venía a decir que no se puede vivir con miedo. Y es una máxima que estoy aplicando cada día de este año, y por ahora me va bastante bien.

Sólo tengo dos pegas que ponerle al libro. Por un lado, hubo algunos personajes secundarios que me pusieron un poco nerviosa, aunque en el fondo creo que tenía que ser así. Por otro, cuando lo terminé me quedé pensando que había algo de la historia que no se había concretado bien, algún cabo que había quedado suelto. Pero tampoco estoy muy segura de que pasara eso o si simplemente es que no quería que el libro se acabase.

En el lado de los aciertos destacados, la historia en sí, el ritmo ágil que hace que no quieras dejar de leer ni aunque sean las cinco de la mañana y te pesen los párpados como si tuvieran plomo, algunos personajes y, para mí bastante importante, el hecho de que muchas de las cosas que pasan no acaben necesariamente bien. No me gustan los libros en los que todo se arregla como si fuera arte de magia por medio de coincidencias peregrinas y sucesos absurdos.

Supongo que, como dice Kiko Amat en el prólogo, "una cosa es ser bueno, y otra un maldito hippy".

A lo que iba, que es esto: si quieren un libro entretenido, interesante, divertido y fuera del sopor de lo habitual, El cadillac de Big Bopper es una opción estupenda. Cuando haya más candidatos, seguiremos informando.

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