25.11.08

precaución, amigo conductor (ii)

Ayer aprendí varias cosas en mi práctica.

La primera, que mi mano izquierda es una envidiosa y cada vez que a la derecha le tocaba cambiar de marcha, ella se negaba a quedarse quieta y le daba un volantazo al volante que hacía que invadiésemos el carril de al lado. Cuando eso pasa conduciendo por la Avenida Marítima (que es parte de la autopista GC-1, pero dentro de la ciudad), no era muy gracioso que digamos.

La segunda es que mi pie derecho es también envidioso, o por lo menos selectivo, y la única vez que se negó a pisar bien el freno fue cuando lo que había delante era un Audi deportivo descapotable recién salidito del concesionario. Con sus asientos de cuero y todo. No nos estampamos contra él gracias a mi profesor, que se ve que no tiene prejuicios y frenó a tiempo.

A partir de ese momento me dio tanto miedo darle a algún coche que frenaba a dos kilómetros del que estuviera delante. Decía mi profe que con dos como yo se llenaba la calle.

A ver si hoy no tenemos ningún percance, que los coches se ven muy bien, pero los viejos que se lanzan alegremente a la carretera sin semáforo ni paso de peatones ni nada de nada no son tan fáciles de detectar a tiempo. Y aquí se encuentran por doquier.

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