22.6.06

en ruta

Hace un poco más de un mes Mr. Mora me preguntó qué tal estaba el libro que leía en ese momento, Pégate un tiro para sobrevivir. Yo no le había contestado hasta ahora porque soy una gandula, pero hoy estoy habladora y decidí ponerme manos a la obra.

Pégate un tiro para sobrevivir no es exactamente un libro sobre música. Es cierto que la música lo impregna por completo, pero el libro no va sobre esa música que puebla sus páginas. Algo así como este blog, que aunque tiene muchas más entradas sobre música que las que yo pretendía en un principio, tampoco va sobre música. Yo lo considero más bien como un libro de ruta (me regiero al libro, no al blog). No de viajes, sino de ruta, de carretera, de ir en el coche recorriendo sitios a cuál más absurdo y con un objetivo bastante difuso. Es uno de esos libros que difícilmente pueden escribirse en otro sitio que Estados Unidos y del que ese país está lleno (tanto de libros como de películas).

El autor, Chuck Klosterman, es un redactor de la revista de música Spin al que le encargaron un reportaje sobre las muertes más famosas de la historia del rock y que se lanzó a la carretera con el objetivo de recorrer un cierto número de los escenarios de esas muertes, en su mayoría pueblos pequeños. El viaje en solitario se fue alargando, y el resultado acabó siendo no sólo un reportaje para Spin sino también un libro.

Chuck Klosterman

Yo creo que lo que cuenta el libro es lo lógico que puede contar alguien condenado a pasar más de un mes errando por carreteras inmensas con la única compañía de su radio y sus CDs, previamente escogidos. Klosterman habla de sus obsesiones, de sus problemas amorosos y de sus impresiones sobre los sitios que va visitando. Lo hace de una forma entretenida, solvente, con estilo directo y sin perifollos, lo cual me parece también lógico teniendo en cuenta que es un periodista musical estadounidense de treinta y cuatro años. La traducción no está mal, exceptuando ese espantoso título. El original en inglés, Killing yourself alive, se explica convenientemente a lo largo del libro, por lo que no voy a intentar explicar por qué el título español no tiene nada que ver con la intención del autor, o por lo menos no consigue reflejarla con la claridad y la fuerza suficientes.

En cuanto a la música, no esperen algo como Alta fidelidad. Chuck Klosterman vive de la música y se acompaña de ella cada día, pero su estilo de obsesión es diferente al de Nick Hornby. No sé si debe a la diferencia entre ser inglés y ser yanqui, pero son diferentes. Tampoco son iguales los libros a pesar de tener algunas similitudes a priori (estar escritos por hombres jóvenes, aunque se llevan quince años, y hablar de música y de problemas con las mujeres).

En conjunto el libro es entretenido y bastante recomendable para las vacaciones, por ejemplo. Tiene algunas frases hilarantes, aunque la fuerza se va perdiendo a medida que el libro avanza, o quizá sea que la melancolía lo va inundando todo. Esto no quiere decir que tenga mucha profundidad, es más bien una buena forma de pasar el rato. A veces da qué pensar, eso sí, pero tampoco demasiado. Para mí sólo tiene una pega: me va a obligar a escuchar un disco de Radiohead, y eso que nunca he conseguido cogerles el tranquillo.

2 comentarios:

Javi dijo...

Oh! Pues muchas gracias por la crítica super detallada... Todavía albergaba una pequeña esperanza y mira tú por dónde...

;-P

Ana Saturno dijo...

:-D

Javi, te debo un email. A ver si hoy tengo un rato y te escribo para contarte nuestras peripecias del viaje a Madrid y por qué no te llamamos al llegar (que se resume en que estuvimos 7 horas de viaje y llegamos casi a las 2 de la mañana).

Besos