28.11.05

el delta

Hoy es un día raro en Las Palmas. Se supone que el huracán Delta va a pasar por Canarias en las próximas horas y, aunque las islas más afectadas van a ser La Palma, Gomera y Hierro, en Gran Canaria también han declarado la alerta máxima. Eso significa que los colegios, los institutos y la Universidad suspendieron las clases desde esta mañana, pero el común de los mortales seguimos yendo a trabajar. En las calles, según comprobé al salir del trabajo, hay muy poca gente, y no por miedo a salir volando, que por ahora no es para tanto, sino porque el tiempo está tan desapacible que salir es lo último que apetece. Hay bastante viento y no para de llover, no mucho, sólo chispi chispi, pero aunque no sea un diluvio, es una lluvia muy puñetera, de esas que te calan de arriba a abajo. Encima con el viento el paraguas se muestra bastante inútil, pero si me pusiera el chubasquero el resultado sería más o menos el mismo, acabaría empapada de mitad para abajo, así que como no me envuelva en la cortina de la ducha para salir a la calle, me da que no me va a quedar más remedio que mojarme.

Al parecer se ha ido la luz y ha vuelto varias veces durante la tarde en algunos sitios (en mi oficina no, pero en algunas de las obras que tenemos, sí, y también en Tenerife). Ahora la luz de esta habitación acaba de hacer un amago de apagón, así que me apresuro a guardar estas líneas por si acaso, que no hay nada que dé más rabia que tener que repetir las cosas a lo tonto en un ordenador.

La única vez que recuerdo haber estado aquí en una situación de alerta roja (así lo llamaban y así lo siguen llamando) fue cuando tenía diez años. Llegamos al colegio por la tarde y nos dijeron que nos fuéramos a nuestras casas. Me acuerdo de que llovía a mares, entonces sí, y las calles estaban todas encharcadas, así que en lugar de irme a mi casa directamente, me dediqué a saltar y jugar en todos los charcos. Creo que mi madre me echó una bronca de campeonato cuando llegué, pero la verdad es que sólo me acuerdo de lo divertido que era ir pisando charcos y saltando de los bordillos de las aceras.

Ahora digamos que es un poco distinto, supongo que soy más consciente de las cosas. La tormenta no me asusta, ni el viento ni los truenos ni los relámpagos, pero no me gustaría que esto se pusiera mucho peor, más que nada porque aquí no es que estemos muy preparados para lluvias torrenciales y, cuando las hay, los destrozos suelen ser bastante gordos. Aunque claro, en Madrid llueve cada dos por tres y tampoco están preparados para eso (y si no miren los atascos que se montan en cuanto caen tres gotas), así que el lugar en el que haya tormenta parece que da un poco igual.

Lo que sí me pasa es que la lluvia me pone muy triste. Mucho, de verdad. Así que me he metido en casa y me he puesto nada menos que un disco de villancicos de grupos indies (sí, ya lo sé, soy masoca), A very indie Xmas, cortesía de That girl needs therapy. También había decidido preparar un par de canciones tristes (pero bonitas) que tengo por aquí para dejarlas de regalo (en el próximo post). Lo que pasa es que la conexión a internet se me está yendo todo el rato y no sé si podré subirlas. Por lo pronto les dejo un par de fotos que intenté sacar (sin demasiado éxito) esta tarde antes de entrar a trabajar.

Mirando al PuertoMirando al SurEsto eran las cercanías de mi trabajo a las 3 de la tarde. Por cierto, yo trabajo en el tercer edificio por la derecha de los que se ven en la foto (creo, la verdad es que no estoy muy segura, pero bueno). Normalmente el mar está azul y en calma y no hay rastro de nubes, pero ya ven que hoy era un día gris. Y eso aquí no es habitual, incluso nublada, Las Palmas es una ciudad de tonalidades blancas, pero hoy el cielo estaba encapotado de verdad. Por cierto, no conseguí sacar las olas, entre otras cosas porque me estaba mojando, pero estaban rompiendo bastante arriba y saltando toda la acera de la Avenida Marítima.

Me hubiera gustado también ponerles los enlaces a las noticias sobre el Delta en los periódicos canarios (dicen que se rompió el Dedo de Dios, algún día les explicaré lo que es, por ahora estoy muy intrigada y no consigo saber si es verdad), pero las páginas deben estar colapsadas y no consigo entrar. Lo que sí les dejo es esta noticia, que viene a demostrar que todas las desgracias siempre las pagan los mismos. Se inunde lo que se inunde, no creo que esta noche pueda pasar nada peor que esto.

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