11.5.07

lol

«Sur ce sentiment inconnu, dont l'ennui, la douceur m'obsèdent, j'hésite à apposer le nom, le beau nom grave de tristesse.»
Françoise Sagan - Bonjour tristesse

La melancolía es un sentimiento que me exaspera. Por un lado, no lo entiendo; y por otro, creo que no me lo puedo permitir, como persona razonablemente feliz que soy. Por suerte, la mayor parte de las veces puedo controlar la tristeza. Cuando noto ese cierto estremecimiento que precede a la angustia, me basta con sacudir un poco el cuerpo y me libero de las malas sensaciones como si fueran pelusa. Y si no funciona, algún que otro pensamiento de filosofía barata o un chiste malo y salgo adelante enseguida.

Sin embargo, hay veces que la tristeza y la melancolía se vuelven más pegajosas que de costumbre. De simples animalillos que se asoman asustados a la puerta de su madriguera, se convierten en enemigos de colmillos afilados que envían emisarios a tirar piedras contra las ventanas del castillo antes del asalto final. Si las piedras te cogen por sorpresa, te puedes encontrar de pronto con que la fase de estremecimento ha pasado sin que pudieras reaccionar con un sacudido y algún chascarrillo de oficina en voz alta, y ahora tienes la desazón agarrada a las paredes de tu estómago y negándose a marchar. Lo peor no es que hayan ganado el asalto. Lo peor es que le cojas el gusto a ser la víctima y vuelvas a llamarlos al día siguiente para que vayan a tomar un chocolate con churros.

Y eso es lo que me pasa con el disco nuevo de Love of Lesbian. Casi todas las canciones me ponen triste sin tener ningún motivo. Igual que me pasa con The Clientele o con Soda Stereo, sus canciones me llevan a la melancolía inevitablemente. Ya me pasaba con el anterior, y con éste lo estoy confirmando. Desde la primera canción hasta la quinta me entran ganas de meterme debajo de la cama y no salir más de lo triste que me pongo. Menos mal que luego llega Shiwa y tarareo Shiwa, shiwa, shiwa, shiwa y así se me pasa. Y después me río de lo lindo con Dios por dios es cuatro y ya casi no me acuerdo de la congoja que me producían las primeras canciones.

Y así, claro, al día siguiente llego a la oficina con el mono y lo único que quiero es volver a escuchar el disco y me lo pongo y noto de nuevo un estremecimiento y todo vuelve a empezar. Que, a todo esto, el disco es genial.

Lo que está claro que no es tan buena idea es poner el nuevo de La Habitación Roja justo a continuación. Una puede ser blandita, pero masoca jamás.

Voy a ponerme un rato a los Teddybears. He dicho.

4 comentarios:

Herr Schönheit Von Vogelsang dijo...

Paradójico que
LOL te cause tristeza!

Saludos, parent pending

Ana Saturno dijo...

Lo sé, es de lo más contradictorio. :-p

Ana Saturno dijo...

Por cierto... ¿lo de parent pending quiere decir que ya queda poco? ¡Qué nervios! Espero que todo vaya muy bien, a ver si te llamo un día de estos y me cuentas.

Besos

Herr Schönheit Von Vogelsang dijo...

Seguimos a la espera, que ya empieza a ser larga!