advenimientos
Hace un ratito escuché por primera vez la nueva canción de los White Stripes. Kyle (o al menos creo que se llama así) la grabó de la radio y la colgó en su blog, Shameless Complacency. Digamos que la escucha fue esperanzadora: la canción no me entusiasma tanto como otras de ellos, pero tiene fuerza y energía y eso me hace pensar que el disco me gustará cuando salga.
Después de eso me armé de valor y ahora estoy escuchando el disco de los Arctic Monkeys, que llevaba varias semanas esperando por mí en el disco duro. Eso es algo que no deja de ser curioso, teniendo en cuenta que salió en UK este lunes y ellos aseguraban en el Rockdelux de abril que esta vez el disco no estaba en internet antes de su salida. Internet es lo que tiene, que uno cada vez tiene que ser más cauto en lo que dice porque podría no ser verdad, o al menos no tan tajante.
Recuerdo la primera vez que escuché Dancing shoes o I bet you look good on the dancefloor. Fue un subidón de adrenalina instantáneo. Ahora, sin embargo, he estado todos estos días mirando el disco nuevo con recelo. Lo miraba y le decía "mira, chico, es que sé que no me vas a sorprender". Y aunque me ponía ojitos y me enseñaba su portada, tan mona, yo seguía en mis trece. Al final hoy decidí que ya estaba bien de hacerlo esperar, pero a la altura de la canción 7 sigo pensando que yo tenía razón. No hay nada nuevo bajo el sol y lo que hay no supera lo que ya había. Es uno de esos casos en los que acabo pensando que cualquier disco pasado fue mejor y que si tuviera los dos en casa éste terminaría cogiendo polvo en la estantería.
De todas formas, quedan otras 5 canciones que pueden hacerme cambiar de opinión. Habrá actualización, pues.
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