25.5.06

summertime

Summertime era la canción preferida de mi abuela. Cuando me paro a pensarlo, me doy un cuenta de que no es un dato obvio. Por ejemplo, no sé cuál es la canción preferida de mi otra abuela, aunque sepa muchas otras cosas de ella. Tampoco sé cuál es la canción preferida de muchos de mis amigos. Ni de mi madre, ni de mi padre. Ni de mi hermano. En realidad, ni siquiera sé cuál es mi canción preferida, aunque podría nombrar cuatro o cinco. Con los demás, no podría nombrar ninguna.

Sin embargo, un montón de veces le preguntan a uno por su color o su plato preferido, pero a otras cosas no les damos tanta importancia. A mí me parece más importante saber qué comida no le gusta a alguien que cuál le gusta mucho, así que eso intento recordarlo. Vanessa odia el pepino y no se come la ensalada si lo ha tenido, ni apartándolo. A Iria no le gustan los champiñones. Mi padre odia las croquetas y las albóndigas, y el pollo no le hace mucha gracia. Jenaro padre, igual que yo, no soporta los guisantes. Jenaro hijo no soporta el huevo duro. A mí tampoco me gusta mucho, pero si hay algo que no puedo comer es la crema pastelera.

Summertime es una canción preciosa. Esta tarde es el funeral de mi abuela y estaré allí aunque no entre en la iglesia. No entro en las bodas, así que en un funeral menos aún. Me gusta recordar a mi abuela riéndose porque era una persona muy alegre. Y las iglesias son sitios sombríos mientras se está celebrando una misa, así que esperaré a que termine en la puerta. Tampoco necesito una intercesión eclesiástica para despedirme de ella. Recuerdo muchas veces como fue nuestra última conversación y que nos despedimos con un beso cuando me fui a trabajar esa tarde. Otras personas a las que he querido murieron sin que pudiera despedirme de ellos así.

Una vez me dijeron que parecía una persona muy fuerte y segura de mí misma. No lo soy. Soy frágil y estúpida, y la muerte me obsesiona desde hace mucho tiempo. Esta semana he tenido que enfrentarme a ella, como nos pasa a todos en algún momento, pero también a mis miedos y mis autoengaños, también a la ilusión que me había creado de que la vida siempre iba a seguir igual. Me resulta complicado pensar que la vida se acaba, que hay personas que estaban y de repente ya no están. Y sin embargo, es así.

Y que estoy bien, sólo tenía ganas de hablar. Me está viniendo bien tener a Elena y Nacho en casa, estar ocupada hablando con la gente. Y Jenaro, que me anima mucho. Y trabajar.

¿He dicho trabajar? Bueno, vale, sí, me viene bien estar ocupada. De aquí a un par de días más estaré bien hasta para quedarme sola conmigo misma y mis obsesiones. Todo es cuestión de tiempo. Mientras tanto, seguiré aprovechando esto que leí hoy para desahogarme en Los Latidos: "Los blogs son diarios que se hacen públicos a través de internet". Yo nunca tuve un diario, lo intenté una vez y me pareció soporífero, y no me gusta mucho hablar de mí misma, pero después de un tiempo me animé a tener un blog y esa frase es la excusa que necesitaba hoy para practicar un poco el ombliguismo en Los Latidos.

Mañana o el miércoles (¿les he contado ya que el martes es el día de Canarias y el lunes tenemos puente de la construcción?), la lista de los discos que más me han gustado en lo que llevamos de año y comentarios sobre el fin de semana en Fuerteventura.

Mientras tanto, aquí está Summertime en la versión que le gustaba a mi abuela: Ella Fitzgerald y Louis Armstrong cantándola en Porgy and Bess.

2 comentarios:

szociofoto dijo...

muy bonita la canción.

Ana Saturno dijo...

:-)

Sí que lo es.