variedad de jueves nublado
El día ha amanecido gris en Las Palmas, igual que ayer, después de una semana en la que pensábamos que ya habían llegado el verano y el buen tiempo. Si fuera más crédula o supersticiosa diría que es un favor que me están haciendo las nubes, escondiendo al sol para que no me dé tanta pena estar encerrada en casa por culpa de una contractura en el pie. El médico de urgencias que me vio ayer, cuando el dolor que llevaba arrastrando desde el sábado me tenía ya caminando como si fuera Pozí, escribió Reposo dos veces en el parte y lo subrayó, así que decidí hacerle caso, quedarme a vivir en el sofá con la pata en alto y pelearme con la cagarruta de conexión VPN con la que tengo que conectarme a la oficina para poder trabajar desde aquí. Si no fuera porque la conexión se me desconecta cada dos por tres y tengo que volver a entrar, diría que mi nivel de productividad durante el día de ayer estuvo cerca del máximo. Es increíble lo que hace no tener a gente alrededor preguntando todo tipo de dudas informáticas, avanza una que da gusto con el trabajo pendiente.
Volviendo al tema de las nubes, y como no podía ser de otra forma, Chet Baker me está acompañando para empezar el día. Sólo hay dos discos que me gusta escuchar en estas condiciones, y son los que ven en las fotos.
Sí, Chet está viejuno ya en este disco. Además, aparte quizá de How deep is the ocean, no aparece ninguna de sus canciones más conocidas, como My funny valentine o Time after time. Sin embargo, yo prefiero al Chet trompetista antes que al cantante (aunque aquí cohabitan las dos vertientes) y, a pesar de tener otros discos suyos, siempre vuelvo a éste una y otra vez. No será muy conocido, es posible que no sea de los que están mejor considerados, pero a mí siempre me ha parecido una pequeña joya.
En cuanto al disco de Miles Davis, para qué decir nada. Sí hubo una época en la que escuché bastante el Kind of Blue, por ejemplo, y también me sucede lo mismo, que tengo otros discos suyos y todos me gustan mucho, pero Ascensor para el cadalso es el único que llega a emocionarme. Es curioso que me pase con un disco que se supone que no es uno de los mejores de Miles, y que de hecho en Allmusic, por ejemplo, se puede leer que no vale nada separado de la película, pero yo no sé cuántas veces lo habré podido escuchar, cuantas tardes de frío y lluvia, y siempre está ahí, para acompañarme. La película, sin embargo, no la he visto nunca.
Hay otro disco que tenía que haber aparecido en Los Latidos si las entradas hubieran seguido su curso normal. Jenaro estuvo en Madrid por temas de trabajo y se acercó a CD-Drome para ver si me encontraba algún disco de Hefner, que yo sólo los tengo en cinta, pero eso es misión imposible. Así que estuvo hablando con el dependiente, que no era el mismo que nos ha atendido otras veces, cuando vamos en Navidad con demasiado poco tiempo y demasiados discos pendientes en nuestras listas, y él le recomendó éste de entre los que tenían de Darren Hayman.
Al chico de CD-Drome: gracias, gracias, gracias.
No sé si el disco hubiera calado de la misma forma en mí si lo hubiera escuchado de otra manera, pero lo cierto es que lo pusimos por primera vez hace dos fines de semana, en el coche, mientras recorríamos las sinuosas carreteras del interior de Gran Canaria en busca de la primavera. Resulta difícil expresar con palabras la sensación de recorrer carreteras desiertas bañados por el sol, con la brisa colándose por las ventanas y las flores de mil colores rodeándonos en las laderas, sin mapa ni destino concreto, y con los primeros acordes de Civic pride regalando nuestros oídos. Creo que la magia duró al menos cuatro canciones, durante las que no pronunciamos una sola palabra, hasta que, pasada Losing my glue, me atreví a hablar para decir que ésa era una de las canciones que yo ya había escuchado antes. Lo que no dije, y debí decir, es que había una diferencia abismal entre oírla en el ordenador, mientras estaba trabajando, sin poder prestarle mucha atención, y aquel momento de paz absoluta en el que Darren Hayman se colaba de nuevo en mi vida para hacerla un poco mejor.
El disco es una maravilla y deberían correr a comprarlo si aún no lo han hecho.
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Ya es viernes cuando sigo escribiendo. Ayer fui de nuevo al médico, me mandaron más reposo y empiezo a desesperarme por no poder moverme ni salir de casa, pero parece que no me queda más remedio que estar quieta y con el pie en alto. Resulta curioso que me pase esto justo después de publicar la que pensaba que sería la despedida del blog, porque ahora tengo todo el tiempo del mundo para dedicarme a escribir. Ironías de la vida, me imagino, como el hecho de que por esta situación el blog no se vaya a quedar en 666 entradas.
Al volver del médico, me encontré con el CD de Anntona en mi buzón. Lo puse en cuanto llegué a casa y es lo único que escucho desde entonces, una y otra vez. Y me emociono igual cada vez que suena Tú hueles mejor.
Cambiando de tercio y dado que el país lleva unas cuantas semanas (¿o debería decir lustros?) tomado por el fútbol, no estaría de más mencionar que este fin de semana empiezan los playoff de la liga ACB. Para no variar, el Granca se enfrenta de nuevo con el Unicaja, que es el equipo de Aíto este año. Podríamos llamarlo mala suerte, déjà vu, destino cruel o como quieran, pero en el fondo sólo es el resultado de no haber sido capaces de ganar los dos o tres partidos que hubiéramos necesitado para quedar en 5º puesto y no 6º y así enfrentarnos con el Real Madrid, que a priori me parece mucho más accesible. Tal y como dijo mi amigo Jose hace ya unos meses, el Real Madrid de esta temporada no enamora nada.
Y si les digo la verdad, el Kalise Gran Canaria tampoco. Quizá sí en la primera vuelta, incluída la jornada histórica en la que nos pusimos líderes después de ganar precisamente al Unicaja, pero desde luego no en la segunda, cuando el equipo ha ido de capa caída y ha terminado tirando por la borda los buenos resultados que habían ido consiguiendo. Sí, es la temporada con mejores resultados del equipo en toda su historia. Pero podría haber sido mucho mejor.
Supongo que aún podría serlo, en caso de conseguir pasar a las semifinales de los playoff, pero para pensar eso sería necesario que creyera en los milagros y, la verdad, nunca he sido tan ingenua.
No se crean que tengo mucho que contar aparte de todas estas boberías. Ésta bien podría ser la entrada más insustancial de la historia del blog, aunque a estas alturas, qué más da. Pero supongo que es mejor que lo deje aquí antes de que esta entrada empiece a devorarse a sí misma en el reino de la nada. De todas formas, no les aseguro que no vaya a seguir desvariando durante cualquier otro rato de este encierro obligado.
4 comentarios:
Trasladaré tus agradecimientos al "chico de CD-Drome". ¿Pudiera ser yo "el que os ha atendido otras veces"? Entre 2005 y 2007 seguramente.
Un saludo
Hola!
Pues no lo sé, porque no sé qué aspecto tienes en persona, César. Para mí eres un ente abstracto en Internet y en papel. :-)
Si aún estabas en la tienda durante estas últimas navidades, entonces es posible que fueras tú. Si no, no, porque siempre ha sido el mismo chico el que yo he visto allí y estaba aún en diciembre del 2008.
Saludos
De entrada insustancial nada, sólo el Pram Town le da una categoría de aúpa. Discazo que pude saborear en al Fnac en directo, menos da una piedra.
Me alegro que vayas a mejor, besos.
Muchas gracias, Ignacio, siempre es un placer tenerte por aquí. :-)
Leí tu crónica del concierto y me produjo una mezcla de indignación, por la poca gente que fue, y envidia, por no haber podido estar allí disfrutando del concierto. Qué maravilla de directo tiene que haber sido.
Saludos
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