18.1.10

días extraños

La semana pasada me puse mala. El fin de semana anterior, por un cúmulo de circunstancias desafortunadas (dejémoslo así), tuve que trabajar intensivamente desde casa. Me echaron una mano Jenaro y mi madre en todo lo que pudieron, pero nadie me quitó acostarme de madrugada viernes, sábado y domingo. Si a eso le sumamos que el peque necesita atención y cuidados constantes, imagínense la piltrafilla que llegó a trabajar a la oficina ese lunes.

Y el martes exploté. Me tuve que ir a casa un cuarto de hora antes de que acabara mi jornada laboral porque me encontraba fatal y cuando llegué me metí en la cama muerta de frío. Me subió la fiebre hasta casi 39º y tenía escalofríos que no se me quitaban ni por nada. El bonito cuadro se completaba con un dolor de huesos que parecía que me habían dado una paliza. Al día siguiente fui a urgencias y me diagnosticaron gripe, pero yo sabía que no era eso lo que tenía. Efectivamente, no volví a tener fiebre ni escalofríos, aunque todavía me dolía la cabeza, el cuello y los riñones. Agotamiento y estrés, ese fantástico cóctel molotov, es lo que tenía.

Así que estos últimos días han sido de reflexión, por llamarlos de alguna forma. He hablado mucho sobre lo que me pasó y he llegado a la única conclusión que veo posible: necesito tomarme las cosas con más calma. He estado haciendo recuento de obligaciones y tratando de eliminar todas las que me sobran. Algunas me las he puesto yo misma, un montón de tengoqués que resuenan en mi cabeza sin descanso. También he hecho un listado de prioridades y he intentado ordenarlas. Algunas están claras, pero con otras aún tengo trabajo mental por hacer.

En fin. Estoy aprendiendo que tengo un límite físico que no puedo superar. Mi tiempo no es elástico, mis fuerzas ya no lo son tampoco. Estos días de relativo descanso me han venido muy bien, física y psicológicamente. Ayudan a ver las cosas de otra manera.

Mi principal objetivo ahora mismo es volver a disfrutar de las cosas que hago en mi tiempo libre, porque en algún momento de los últimos meses había perdido esa capacidad. Tomarme el trabajo con más calma también, conlleve lo que conlleve.

Tengo algunas cosas pendientes para escribir en el blog desde hace varios días, pero estaba intentando limitar al mínimo el tiempo que tenía encendido el ordenador. Iré escribiéndolas poco a poco.

4 comentarios:

Josema dijo...

No te preocupes por nosotros, recuperate y vuelve al blog cuando puedas!

Jermanio dijo...

ERREQUEERRE:
Reduce y relativiza.

Intentaré echarte una mano en lo que se pueda

Ana Saturno dijo...

Muchas gracias a los dos. Por lo pronto ya me estoy tomando todo con más calma, que es lo importante. :-)

Freire dijo...

Una de las primeras cosas que aprendí en mi trabajo es que por mucho que uno haga nunca se hace todo lo que se tiene que hacer.
Tú ya sabes que yo, en general, no soy una persona muy estresada pero a veces mi trabajo se pone estresante por eso organizo las tareas en dos categorias: "hay que" y "estaria bien...". Las tareas "hay que" son obligatorias (por ejemplo: "hay que cambiarle los pañales al niño"). Las tareas "estaría bien..." no son obligatorias, su plazo de ejecución es indefinido y si después de haber hecho todo los "hay que" tengo tiempo y ganas, las hago (por ejemplo: "estaria bien limpiar la nevera").

Lo ideal es que la lista "estaría bien..." fuese mayor que la "hay que" pero cuidado, si te pasas te puedes convertir en un "hippiento perroflauta"