cosas que pasan en un mes
Hace poco menos de un mes un semi desconocido me dijo por la calle que necesitaba coger un poco de sol. Yo lo miré y le dije "Ay, yo necesito tantas cosas...". Y es que ser madre está siendo una experiencia preciosa, pero también agotadora. Diego tiene dos meses y ahora es cuando poco a poco tengo la sensación de ir cogiéndole el tranquillo a cuidarlo. También es porque él va creciendo y ya ha pasado de recién nacido a bebé, con todo lo que eso conlleva (ya fija la vista, se ríe, podemos distinguir distintos tipos de llanto para saber lo que quiere...).
Así que aprovechando que Jenaro tenía vacaciones nos armamos de valor y nos fuimos con Diego a la playa. He estado dos semanas sin ordenador, disfrutando del mar y de la piscina, cosas que antes no solía hacer y que ahora me parecen la octava maravilla del mundo.
Ahora estamos otra vez en Las Palmas y yo he vuelto a mi ritmo de tortuga con mis lecturas pendientes de internet. Eso sí, en la playa hice lo que hay que hacer en todo verano que se precie: coger el libro más gordo de la estantería y disfrutar de la lectura con la brisa marina. Este año tocó la serie de Millenium; ya han caído las dos primeras partes y dentro de poco atacaré la tercera.
Entre tanto, en internet han pasado algunas cosas, de lo poco que he podido ver. Por ejemplo:
- El Google Reader decidió hacerme la puñeta. Se ve que 5.000 elementos sin leer eran demasiados para él y me puso como leídos unos mil y pico que en realidad deberían estar sin marcar. Por suerte me acordaba de la fecha en la que lo había dejado, más o menos, y sigo leyendo desde ahí. Es más complicado, eso sí, y además me siguen quedando 4.000 pendientes. Con decirles que no he leído nada que se haya escrito después del 17 de julio...
- Descubrí que en el Facebook se pueden ocultar las aplicaciones además de a las personas (cosa que yo ya hacía), y ahora me da igual que la gente se hinche a abrir galletitas de la fortuna o a jugar a no sé qué juegos, que yo no lo veo.
- El feed de Escolar.net me recordó lo macabra que puede ser la publicidad teledirigida ésta que tanto se lleva en internet. En la entrada sobre la muerte del pequeño Rayan me aparecía un anuncio que decía "¿Quieres ser enfermero?".
- Felicia cambió su blog, First Up!, y yo no me enteré hasta bastante después, así que me pasé varias semanas pensando en lo raro que era que no actualizara. Cuando descubrí que era yo la que tenía mal el feed sentí bastante alivio: sigue siendo una de mis lecturas preferidas de internet.
- Jenaro y yo nos volvimos locos entre el lunes y hoy y decidimos hacer un pedido a Amazon que empezó inocentemente por mi parte con dos discos de Hefner y ha acabado por tener 22 CDs. Acabo de enviarlo y no siento ningún remordimiento por este arrebato consumista. La mayoría de ellos, por no decir todos, son carencias antiguas que vamos supliendo poco a poco.
- Al final sí que puse fotos de Diego en el Facebook y de hecho voy a faltar a mi palabra y ponerlas aquí también, aprovechando esa cuenta de Flickr que no toco desde hace un año. Aquí tienen la galería, en orden cronológico:
Todo esto, que me ha llevado veinte minutos escribirlo, es casi misión imposible en el día a día. Ahora puedo aprovechar un ratito por la noche porque Diego está empezando a dormir de forma más o menos regular, y sé que tengo unas tres horitas hasta que se despierte, con lo que no me importa sacrificar media hora de sueño para hacer otras cosas. Antes era imposible porque a la hora u hora y media ya estaba despertándose. Así que supongo que sí, que las cosas van evolucionando y dentro de poco me tendrán dando la lata por aquí con mayor frecuencia. De todas formas, estos veinte minutos me los he tomado gracias al empujoncito que me dio anhh (quien, por cierto, se ha pasado al Twitter) en su comentario. Muchas gracias, anhh, reconforta que todavía haya gente ahí fuera esperando una actualización de Los Latidos. :-)
Hay algo más que sucedió este mes. No tiene que ver con internet, pero debía haber tenido una entrada en este blog antes de que me fuera a la playa. Empecé a redactarla, pero no fui capaz de terminar.
Hace tres semanas me desperté una mañana con la noticia de una muerte muy triste. De las que queman por dentro. De las que me hacen pensar en palabras como responsabilidad, como evitar, como ayudar, como tarde. De las que me dejan tocada durante muchos días, con poca posibilidad de escape. Todavía no soy capaz de decir mucho más, sólo que ojalá las cosas hubieran sido de otra forma, ojalá la vida hubiera sido de otra forma. Y que lo siento muchísimo, aunque sea demasiado tarde para decirlo.
2 comentarios:
No te preocupes, los lectores de este blog somos muy mala gente pero en el fondo somos unos perdonavidas. Escribe de vez en cuando, no necesariamente mucho o grandes o sobre grandes cosas y ya nos contentamos. (No he respondido antes porque de verdad mi conexión a internet me está sacando de mis casillas estos días).
Que bien veros por aquí.
Alla voy a buscar las opciones del facebook.
Besitos para todos.
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