El autor, Chuck Klosterman, es un redactor de la revista de música Spin al que le encargaron un reportaje sobre las muertes más famosas de la historia del rock y que se lanzó a la carretera con el objetivo de recorrer un cierto número de los escenarios de esas muertes, en su mayoría pueblos pequeños. El viaje en solitario se fue alargando, y el resultado acabó siendo no sólo un reportaje para Spin sino también un libro.
Yo creo que lo que cuenta el libro es lo lógico que puede contar alguien condenado a pasar más de un mes errando por carreteras inmensas con la única compañía de su radio y sus CDs, previamente escogidos. Klosterman habla de sus obsesiones, de sus problemas amorosos y de sus impresiones sobre los sitios que va visitando. Lo hace de una forma entretenida, solvente, con estilo directo y sin perifollos, lo cual me parece también lógico teniendo en cuenta que es un periodista musical estadounidense de treinta y cuatro años. La traducción no está mal, exceptuando ese espantoso título. El original en inglés, Killing yourself alive, se explica convenientemente a lo largo del libro, por lo que no voy a intentar explicar por qué el título español no tiene nada que ver con la intención del autor, o por lo menos no consigue reflejarla con la claridad y la fuerza suficientes.
En cuanto a la música, no esperen algo como Alta fidelidad. Chuck Klosterman vive de la música y se acompaña de ella cada día, pero su estilo de obsesión es diferente al de Nick Hornby. No sé si debe a la diferencia entre ser inglés y ser yanqui, pero son diferentes. Tampoco son iguales los libros a pesar de tener algunas similitudes a priori (estar escritos por hombres jóvenes, aunque se llevan quince años, y hablar de música y de problemas con las mujeres).
En conjunto el libro es entretenido y bastante recomendable para las vacaciones, por ejemplo. Tiene algunas frases hilarantes, aunque la fuerza se va perdiendo a medida que el libro avanza, o quizá sea que la melancolía lo va inundando todo. Esto no quiere decir que tenga mucha profundidad, es más bien una buena forma de pasar el rato. A veces da qué pensar, eso sí, pero tampoco demasiado. Para mí sólo tiene una pega: me va a obligar a escuchar un disco de Radiohead, y eso que nunca he conseguido cogerles el tranquillo.

Oh! Pues muchas gracias por la crítica super detallada... Todavía albergaba una pequeña esperanza y mira tú por dónde...
ResponderEliminar;-P
:-D
ResponderEliminarJavi, te debo un email. A ver si hoy tengo un rato y te escribo para contarte nuestras peripecias del viaje a Madrid y por qué no te llamamos al llegar (que se resume en que estuvimos 7 horas de viaje y llegamos casi a las 2 de la mañana).
Besos